Saturday, March 30, 2013

El demonio

En aquel cuarto, en la casa en general, había un silencio casi completo el poco ruido que se escuchaba era de algunos aparatos eléctricos y un reloj mecánico que marcaba los segundos.

En la cama, en la única habitación que no se encontraba llena de basura o cajas de cartón, se encontraba dormido un hombre el cual despertó sin razón aparente.

-Que raro...- Pensó el hombre mientras lentamente comenzaba a examinar los alrededores, necesitaba lentes para ver pero no estaba tan ciego como para no poder distinguir algo fuera de lugar, vio la silla con su ropa sobre de ella, el ropero que servia mas de librero que ropero, el escritorio con aquella vieja computadora que unicamente usaba para mandar sus avances de investigación al director del Instituto, las luces de un módem que parpadeaban sin parar, una vieja lampara de color cobrizo al borde del escritorio casi para caerse, cuadernos y una lata enorme donde descansaban lapices, plumas, correctores, gomas para borrar, compases y reglas cortadas o rotas, en la pared donde se encontraba pegada la cama un cuadro de una pipa y la frase ceci n'est pas une pipe escrita debajo de la pipa, la ventana a la izquierda de el estaba cerrada, cubierta por una tela que impedía que entrara el sol cuando amaneciera, la puerta, del lado opuesto a la ventana, estaba ligeramente entre abierta y parecía moverse lentamente, meciéndose de un lado a otro.

De todo esto nada parecía fuera de lugar a excepción del movimiento de la puerta, lo único que se le ocurrió en ese momento, siendo que no había ninguna corriente de aire, es que hubiera alguna clase de sismo ligero y eso fue lo que lo despertara.

Espero por unos cinco minutos pero no paso nada ya, la puerta se quedo en su lugar y la campana de viento no hizo ningún ruido, siendo ese el caso decidió nuevamente conciliar el sueño pero no pudo, cada vez que trataba de cerrar los ojos sentía una horrible sensación, le consumía el terror por completo y de inmediato regresaba en si, la piel la tenia eriza y el corazón de pronto saltaba, sentía la necesidad de consumar el sueño y cada vez era mas tiempo el que duraba con los ojos cerrados pero no sin sentirse de la misma manera, ya para el quinto intento volvió a examinar sus alrededores, le daba el presentimiento de que algo estaba adentro de su casa o que alguien lo vigilaba, no encontraba a nadie en la oscuridad pero le llamo la atención que nuevamente la puerta comenzaba a moverse ligeramente, lentamente abriéndose sin hacer ruido ni provocar que la campana de viento.

-¿Quien anda ahí?- No hubo respuesta, solo la puerta que termino por abrirse y de pronto el sonido de la campana de viento, el pasillo se miraba oscuro y no había fuente de luz mas que la poca luz lunar que podía pasar por la tela, sus oídos le traicionaban o no le dejaban escuchar los pasos o movimientos de alguien en el pasillo.

-Duerme...- La voz sorprendió al hombre quien de inmediato tomo sus lentes y los acomodo mientras que buscaba algo a su alrededor, buscaba lo que fuera a estas alturas siendo que la voz se escuchaba justamente a su izquierda, como si le hubieran susurrar al oído. -Duerme...-

-¿Quien es, que esta haciendo aquí?- Pregunto el hombre, se encontraba calmado, no le tenia miedo a que alguien tratara de robarle lo poco de valor que tenia, tenia miedo que le dieran un balazo o que lo acuchillaran.

-¿Que quieres tu?- Pregunto nuevamente aquella voz extraña, ahora parecía que le susurraba al oído. derecho y por reacción miro hacia ese lado pero la sospecha que le dio el súbito cambio de lado le dejo alerta y en búsqueda de algo mas.

-¿Que?-

-¿No quieres nada en la vida?- La pregunta tenia un tono burlón

-¿Donde estas, quien eres?- El hombre había caído en cuenta rápido de que pasaba y posiblemente quien o que era, decidió no seguir el juego.

-Mi nombre no importa, lo único que debe importarte es que yo te puedo dar todo lo que quieras por un pequeño costo-

-Mi alma, quiero suponer-

-Puede ser, tal vez podamos trabajar con algo mas si no deseas vender la tuya-

-No hago tratos con demonios menores, no te conozco y aun así se que eres basura, vete, tengo que trabajar mañana temprano-

-Eres muy estúpido si crees que me voy a ir con las manos vaciás- La voz cambio rápidamente de tono, estaba enojado fuera lo que fuera y el hombre sintió un ligero aire caliente cruzando desde la puerta.

-El estúpido eres tu, esta es mi primera y única advertencia, dejame en paz o me te hago cenizas y te mando con el tío Luci-

-Tan tonto, cree que tiene alguna clase de voluntad- La risa que le siguió a esas palabras era castrante, como si rasparan uñas o clavos contra un pizarrón, el hombre gruño ligeramente.

-¿Y tu la tienes? Por favor- El hombre se quito los lentes y se acomodo nuevamente en la cama para seguir durmiendo.

-¡Escuchame hijo de puta!- Las cobijas salieron volando y el hombre pudo observar como un pequeño remolino de viento se formaba en el interior de su cuarto. -¡Nadie me ignora, si por la buena no quieres entonces sera por la mala!-

-No sabes lo que estas diciendo- El hombre estaba perdiendo rápidamente la paciencia, el remolino no le impresionaba, tampoco la alza en la temperatura, el dolor de cabeza que sentía no era mas que un truco barato y los ecos de voces que no entendía tampoco le impresionaba.

-¡Dame tu alma mortal!- El hombre sintió como si de el quisieran sacar algo, un dolor punzante que le cruzo por el pecho, las extremidades sintiéndose frías y sudandole la frente y pecho.

-No, no creo, mejor vamos a ponernos al mismo nivel- La horrible voz continuo con aquella risa que mataba, con cada segundo que pasaba la oscuridad se hacia mas y mas profunda hasta que todo se encontraba completamente negro, el hombre se sumió en la marea de oscuridad, mientras lo hacia comenzaban a brotar serpientes luminiscentes de su interior que se enroscaban y entretejían una con otra hasta eventualmente formar un árbol. El plano visual abruptamente se dividió en dos, el negro donde brillaba aquel árbol. blanco y otro totalmente blanco donde brillaba un árbol. negro, en ambas instancias apareció una figura horripilante, era una criatura enjutada de piel estirada, arrugada, casi hasta los huesos, el pelo quebradizo y hacia todas direcciones, el rostro androgino con ojos amarillentos hundidos, perdidos y confundidos, la boca abierta como si hubiera reído y rápidamente se torcía en horror, los lóbulos de las orejas le colgaban hasta los hombros, unas uñas asquerosas, delgadas y negras salían de los dedos torcidos que eran parte de unas pequeñas manos, los pies eran un caso contrario, largos y estrechos, dedos gordos y reventados.

-¿Quien eres, que buscas y de donde vienes!- La voz era omnipresente, no tenia origen y parecía no estar destinada a alguien en especifico, era un eco profundo que parecía ser producido por cientos de gritos y llantos, de serpientes que siseaban, tan potente fue la voz que dejo horrorizada a aquella criatura que seguía mirando con temor y horror al árbol., rápidamente busco como hincarse y alzo ambos brazos hacia el.

-¡Mi señor, perdóneme!- Grito aquella criatura, su voz ahora no mas que un molesto llanto, todo lo opuesto a lo que inicialmente había presentado.

-¡Te atreves a amenazarme a mi, en mis nueve formas me visitas para molestarme con tus juegos estúpidos, tentándome para que me venda a ti que ni siquiera tienes nombre propio, yo que soy el árbol. en los dos planos!-

-¡No, mi señor, tenga piedad de mi, no sabia que era usted!- El árbol le azoto rápidamente con una de sus ramas y continua haciéndolo mientras que serpientes se separaban del cuerpo del árbol. para jalar a aquella criatura hacia una ranura que se abría en lo que parecía ser un enorme capullo, dentro de la ranura se podían observar una serie de hexágonos, unos mas grande que otros y cada uno dentro de otro mas grande, girando rápidamente con letras en una lengua desconocida, la criatura se resistía como podía, gritaba, mordía, trataba de rasgar las serpientes pero no tenia éxito en su tarea. -¡Por favor, piedad!-

-Te ofrezco la misma piedad que me ofreciste. Yo soy Juez y Preboste, yo soy Luz y Oscuridad, por mi pasa todo y yo soy todo, único e indivisible, mi poder y presencia activa en los nueve planos, maestro de dos, te he juzgado y te condeno a una muerte lenta y dolorosa-

-¡Piedad, piedad!- De las ramas mas altas comenzaron a descender pequeños gusanos blancos que pasaron por las serpientes hasta la criatura a la cual parecían salirse los ojos, los gusanos eran pequeños, no mas grandes de cinco centímetros, recubiertos con puás y con una boca rodeada de dientes, estos comenzaron a taladrar por la piel y la respuesta fueron gritos a todo pulmón que parecían reventarían a la criatura en dos. Los gusanos trabajaban lentamente, las serpientes terminaron de mover lo que ahora era un bulto hacia el interior del capullo, algunos de los gusanos comenzaron a cerrar el capullo mientras los que quedaban seguían su labor, aquella criatura viviendo en dolor total, los pulmones ardiendole como si hubiera inhalado azufre, como si mil puás ardiendo cruzaran cada milímetro de su cuerpo y a la vez como si el viento mas helado cruzara hasta lo mas profundo y estuviera a punto de tronar, el cuerpo inflamándose hasta ser casi del tamaño de aquel capullo.


Un extraño viendo cruzo por las ramas del árbol, paso con gran estruendo y produjo cientos de risas burlonas, malvadas, frías, cínicas, que parecían burlarse de aquel iluso demonio empotrado en el capullo.

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