El
engaño (Tijuana II)
-¡Esta
ronda va por mi pinche abuelo!- Grito un hombre que tenia una botella
de cerveza en mano y todos chocaron juntos sus botellas al tono de
‘¡Salud!’ a grito pelado, el hombre bebió la mitad del
contenido y miro la botella con detalle. -Pinche abuelo cabrón, bien
que te la tuviste guardada todos estos años... con razón era tan
codo y amargado-
-¿Pero
como estuvo, como supiste?- Pregunto una mujer bellísima que se
sentaba al lado de el y le pasaba la mano derecha por las piernas,
alrededor de ellos, en aquel bar oscuro de Tijuana donde entraba
gente de todas las edades y estratos sociales, se saludaban los
conocidos, la charla a todo volumen y las bocinas desplegaban un
caleidoscopio de sonidos que pasaban desde banda, cumbias, corridos,
reggaeton hasta rock, metal, experimental, reggae, sonidos que no
vivían en armonía en ningún otro lado mas que en aquella rockola
de apariencia obsoleta pero que en su interior guardaba una
computadora; se encontraban sus amigos alrededor, aproximadamente
doce, los cuales ya se encontraban cantando las canciones populares
de ayer y hoy mientras se daban tres shots de tequila barato
de un golpe para aguantar el frio que calaba hasta los huesos.
-Pues
el ruco se nos fue hace como una semana, ya estaba senil y medio
agrio el wey, no quería hablarle a nadie, de pronto un día nos
llama una tía y que nos dice que se lo cargo la chingada desde hacia
rato, que ella se entero por que fue a ver como estaba y lo encontró
en el piso. Según el forense el wey tenia una semana muerto-
-No
mames-
-Así
nos quedamos todos, pero como nadie hablaba con el pues ni quien se
diera cuenta, la vieja esta nos hizo el paro de llamar a una
ambulancia para que se lo llevaran por que la neta ni a quien le
importara realmente el vejete, ni a mi papa le importo mucho que se
le muriera su viejo y eso que lo quería mucho, según el-
-Igualito
que tu con tu papa, verdad desgraciado-
-Callate
pendeja- La mujer rio descaradamente a tope de pulmón, su risa
chillona se podía escuchar incluso sobre la música y las
conversaciones que se llevaban alrededor de ellos, en conjunto le dio
unas palmadas al hombre en el brazo izquierdo y después de calmar su
ataque de risa continuo.
-¿Y
luego?-
-Pues
como mi jefe no tiene tiempo de ir a ver que pedo con eso me mando a
mi y ahí me tienes moviendo papeles, pedos legales, dándole para
acá y para allá, como si no tuviera cosas que hacer-
-Ay
Memo no mames, te la vives de pary en pary, tirando
hueva y haciéndote pendejo todos los días, no trabajas y tu jefe no
te la hace de pedo-
-Bueno
pero es muy mi pedo lo que haga o deje de hacer-
-Aha-
-¿Me
vas a dejar acabar o no?-
-Sigue
pues- Ambos tomaron un trago de sus respectivas botellas y el hombre,
conocido como Memo, continuo la historia.
-Fui a
la casa del ruco, tuve que limpiar un desmadre de cosas que tenia,
libros tirados por todos lados, periódicos, papeles, cosas raras que
tenia en un cuarto cerrado bajo llave, el wey a lo mejor estaba
metido en una secta satánica o un pedo así, ropa tirada por todos
lados que olía a muerto, creo que ya ni se bañaba por que tenia un
chingo de recibos de agua en una mesa y algunos ya estaban hasta
amarillos, apestaba a podredumbre todo, como a muerto y húmedo-
-Que
asco...-
-Y eso
no era lo peor pero mejor me ahorro los detalles-
-Si
Memito, por favor-
-Pero,
en todo ese desmadre de cosas me empece a encontrar con que el muy
cabrón tenia unos libros de números, de los que usaban los
contadores antes, y opa que me voy topando que el ruco no era
pendejo, se estuvo clavando dinero del gobierno del Estado por un
chingo de años y también me entere que el chingon le tumbo feria a
varios alcaldes de Tijuana y Ensenada-
-Ah
cabrón y como supiste eso si tu ni contador eres-
-De
algo me sirvió llevar en la Lázaro algo de contabilidad mija- El
hombre guiño el ojo, tomo de su cerveza nuevamente hasta terminar el
contenido y ordeno otra. -Aunque, de nada me servia saber que el ruco
era un tranza si no sabia donde estaba la lana, digo una cosa es que
cambie los números pero otra es que cambie los números y se clave
el en especifico esa lana, digo igual me emocione al principio y
dije, de aquí soy-
-Y
como eres tan chingon la encontraste-
-Si,
no fue muy difícil dar con el dinero de hecho, mi papa alguna vez me
había dicho que la gente de antes guardaba su dinero debajo del
colchón y el ruco era de esas personas que guardaban su dinero
debajo del colchón, tenia maletas llenas de fajos de dinero, lo
bueno es que no era pendejo y los estuvo cambiando conforme pasaba el
tiempo para que no se lo cargara la chingada con las devaluaciones y
los cambios de moneda constante-
-Cuanto
dejo entonces-
-No
tengo idea pero si dejo suficiente como para que su nieto nunca tenga
que trabajar en su vida, party all night baby-
-¡A
huevo Memito!- El hombre volvió a pedir otra ronda de cervezas para
todos sus amigos que le acompañaban, sin importar si ya habían
terminado la que tenían en ese momento, y con agilidad una mesera se
encargo de traerle a las doce personas sus bebidas en una sola vuelta
y cobrar lo correspondiente. -Pinche Memo, tienes un ángel y tu ni
en cuenta-
-Es
que a mi Dios me quiere un chingo mija- Nuevamente bebió de su
cerveza y observo sus alrededores mientras lo hacia.
-Oye,
y no se le ocurrirá a algún cabrón buscar ese dinero siendo que
era de una bola de ratas, digo, ladrón que roba a ladrón tiene mil
años de perdón pero y tu, no eres el-
-No
creo, todos han de estar ya muertos-
-¡Haber
pendejos, que nadie se mueva!- Los gritos se escucharon por encima de
la música, los presentes miraron hacia la entrada y ahí estaban
tres hombres armados con rifles de asalto, los famosos cuernos de
chivo o AK-47 que tanto se mencionan en los corridos y notas
periodísticas. Uno de ellos avanzo lentamente y continuo gritando en
voz alta. -¡Cabrón que se mueva se lo lleva la chingada en
caliente!-
-Memo
no chingues, vienen por ti- Murmuro la mujer al oído de Memo.
-No...
no, no, no mames, no...-