Sunday, March 3, 2013

Diario de Saavedra del Castillo. Pt I.

Diario de Juan Diego Saavedra del Castillo, 17 de 3ro, 450 F.I. (Formación Imperial)

No se como iniciar esto, jamas me he dedicado a escribir en mi vida pero siento que hoy tengo algo que decir y que necesito escribirlo para que alguien lo sepa, no se quien lea esto pero espero que algún día le sirva de algo, tal vez sea mi miedo a ser olvidado o tal vez sea por que después de lo que viví esta ultima semana creo que debo tomar las cosas mas en calma.

Todo empezó el 9 del mes 3ro pasado, me embarque junto con otros forzados mercenarios en una misión que prometía mucha recompensa, me vi con otras gentes con las que ya había viajado anteriormente en misiones pasadas, buenos compañeros con los que he servido fielmente a esta corona y con quienes podría ir a mil batallas mas. Ese día nos embarcamos del puerto de Campo Amarillo hasta la Isla de Epari, al sur de Idaria, una isla que no tiene mucho valor realmente, algunos pueblos, campos, bosques, uno que otro pedazo de montaña tirado por ahí y ya, pero por dinero he de marchar hasta el mismo infierno si así me lo piden por que toda mi vida ha sido de un errante sin camino, de taberna en taberna, de mujer en mujer y de lucha en lucha, que así vea mi muerte el magno Mazer1 que en toda su gloria me tiene sentado al lado derecho de su trono como digno capellán que soy.

Poco sabíamos de esta misión, solo que debíamos desembarcar en la ciudad y tomarla, se dice fácil pero es mas difícil, mucho mas de lo que debería. Nuestro viaje duro siete apretados días, para el 16 del mes 3ro pasado estábamos ya hartos cuando se nos informo que la ciudad estaba a la vista y que preparáramos las armas ya que saldríamos disparados sin vuelta atrás. El grito de ataque fue dado una vez que anclamos en el puerto y como era de esperarse el recibimiento fue por flecha y lanza, espada y acero, el choque de la guerra resonaba por todo nuestro rededor y a empujones nos tuvimos que abrir paso hasta llegar a medio camino de la plaza que fue cuando tuvimos que tomar guarida en una de las casas que teníamos a nuestro rededor, demasiados soldados y poco equipo útil nos quedaba después de esa lluvia y tunda, peor aun nos quedamos sin provisiones y los heridos eran varios por lo que hacíamos lo que podíamos con lo que en aquella casa encontramos y con lo poco que todavía teníamos

Para la noche no habíamos escuchado grito en la plaza y el sonido de la guerra había parado, lo que si escuchamos con claridad y sentimos fueron pasos enormes, nos decían que en aquella ciudad podían tener alguna clase de ogro cuidando la plaza o las calles y que los soldados probablemente lograban manejarlo con carnadas, prefiero no saber nada de dichas criaturas ya que son viciosas y en nuestra condición poca la probabilidad de tomar plaza o calle. Nuestro escondite tuvo que dejar de serlo cuando escuchamos puertas cayendo, una por una, con soldados haciendo tremendo ruido por donde quiera que pasaban y tirando amenazas a los que adentro estaban, nuestra salida fue violenta y pocos menos salimos con vida de aquello que aconteció en la angosta calle donde apenas dos podían luchar lado a lado.

Cuando menos encontrábamos forma de seguir peleando nos topamos con soldados de la Imperial Aérea, los Incursionistas, quienes rápidamente limpiaron la calle con sus escobas de acero que hacían mas ruidos que un batallón a todo pulmón, fuego y una peste horrenda quedaban por la pólvora que usaban aquellos monstruos en sus armas pero no menos efectiva fue de lo que esperaba.

Próximamente nos encontramos con el Capitán de aquel grupo, nos informaba que se ocupaba limpiar la plaza y dejar listo el camino para los que en la mañana siguiente verían el puerto ademas de tener ya en nuestro poder al duque o rey, quien fuera el hombre que gobernaba aquella ciudad que quedaba rápidamente en ruinas ya que alguien en la parte oeste de la ciudad había armado una tremenda llamarada que se salia rápido de control y dejaba escombros casi de inmediato por aquellas casas pobres hechas de paja y edificios abandonados que no atendían los soldados por temor o por tener mejor cosa que hacer que apagar un fuego. Buena distracción nos hizo pero no pudimos ni avanzar a la plaza ni tampoco pudimos armarnos camino hacia la ciudadela, nuestra tarea entonces recayó en limpiar lo que a nuestro rededor quedaba y con el mayor sigilo posible terminamos con cuanto se nos pusiera enfrente a la vez que tratábamos de limpiar las paredes aledañas si se nos permitía.

Para la mañana siguiente habíamos dejado un buen paso vació pero no suficiente todavía como para lograr hacer un ataque directo, llegaron refuerzos en otro barco, soldados Imperiales con equipo de cañón y escobas largas, mas de cincuenta no eran pero seguían valiendo diez a uno de los nuestros que es mas que suficiente para lo que ocupábamos en ese momento. Sin mucho alarde escoltamos a los cañones hacia la plaza, donde encontramos a mas soldados que reportaban haber tenido contacto con un grupo que había logrado infiltrar la ciudadela, y nos reportaron que un ataque frontal podría ser suficiente para distraer a la gente dentro de la dicha estructura.

Hábilmente movimos los cañones por aquellas calles de tierra y lodo, nos posicionamos frente de la ciudadela la cual parecía estar deshabitada pero un intercambio de tiros entre los incursionistas y los soldados de la ciudadela nos comprobó que todavía tenían bastantes como para poner una buena pelea. Los soldados Imperiales no se complican mucho, ellos buscaron hacer el mayor daño posible antes de entrar y con suerte lograron tomar buena parte de la ciudadela abajo hasta que un certero cañonazo derribo el ultimo piso hacia nuestro frente y ahí encontramos los restos de lo que fuera la guardia del hombre que buscaban los Imperiales junto con el y su corona.

Nuestra misión había terminado pero esta ciudad quedaba en ruinas, pocos habitantes todavía circulaban las calles, los mercaderes eran muy pocos, los barcos en el puerto igual, uno o dos y de veinte hombres o menos, los Imperiales dijeron que se establecería un gobernador pronto y que no desesperáramos pero que de igual manera atendiéramos con el vigilante Imperial para obtener nuestras divisas que deberían ser mucho mayores debido al numero de muertos. La respuesta que nos dio el vigilante fue un poco desfavorable ya que el dinero no lo tenia, nos podía entregar un aval por la dicha cantidad y a su vez también nos indicaba que debiéramos comprar terrenos en esta ciudad ya que se esperaba que el Imperio estableciera una buena base de avanzada y que si nos poníamos vivos podríamos hacer mucho dinero y vivir de buena manera, la idea no la tome muy en consideración pero después de ver todo aquello en estos dos días pensé con mas detalle y no vi tanto problema en buscar algo que me satisficiera y que mejor que una taberna, la misma que se había quemado y que ahora costaba una misera cantidad de dinero pero aun así uno solo no alcanzaba a pagar, según el vigilante, los costos de dicho edificio por lo que nos unimos cinco guerreros, yo, un hombre venido del sur de nombre Raynold Aether, un ballestero de nombre Alfredo Isaias Carmeño, un novato que no tenia nada que hacer con los nuestros de nombre Icarus Wagner y otro guerrero que yo conocía de mucho tiempo atrás y de buena confianza, patrón de los desamparados en las buenas y en las malas, el buen Rogelio Esteban de Silva y Gutiérrez.

Ya los cinco formados decidimos unir nuestras ganancias y pedir al vigilante que nos preparara la venta de dicho edificio y como era normal se comenzó el papeleo y tramite para la compra, nos dijo que no temiéramos que el viejo dueño regresara ya que siendo ahora esto terreno Imperial el ya no tenia derechos sobre aquel edificio que ahora quedaba en escombros. También nos informo que apuráramos el paso con las reparaciones ya que los soldados Imperiales son muy gustosos, como cualquier buen guerrero en campaña, de disfrutar de buen alcohol y música aunque eso nos dejaba con problemas mucho mas grandes que resolver y que los cinco tuvimos que planear de buena manera.

El primero era reparar aquel dichoso edificio que no estaba tan mal pero que mejores días había visto, ninguno de nosotros sabia mucho de las reparaciones aunque podíamos hacer el esfuerzo igual nos faltaba el materia para dicho trabajo aunque el Wagner nos aviso que varios edificios alrededor, de los quemados, podíamos usarlos para arreglar el nuestro ya que según el vigilante eso era basura que seria usada como leña para calentar almas en la noche por lo que de ahí ya teníamos un buen punto a favor.

El segundo era el de conseguir el alcohol, ya que si había algo ahí se había evaporado y si no pues de igual manera nos competía conseguirlo con los mercaderes o al menos establecer con ellos un trato para que nos consiguieran el tan necesario liquido. También ocupábamos buena trova para el lugar ya que sin ella los Imperiales o quien pusiese pie en ella no podría sentirse como en una buena casa del guerrero aunque de eso nosotros ya sabíamos nosotros y una que otra tonada podíamos producir no estaba de mas tener a un buen trovador que nos pusiera en marcha una ceremonia para calentar el alma y hecha gritos al cielo de victoria y batalla de antaño.

En tercer lugar debíamos operar el dichoso lugar y aunque eramos buenos tomándonos el alcohol para administrarlo no tanto, eso seria otra cosa que debíamos tomar en consideración antes de hechar aquel redil a andar y peor aun cuando nos enteramos que nuestra suma de dinero quedaba casi en nada al terminar de pagar el edifico y procesos necesarios por lo que otro trabajo ocuparíamos y el vigilante buena idea nos dio como el nada mas podía.

Nos aviso que próximamente se necesitarían varios guardias en la ciudad ya que los Imperiales tendrían que marchar mas adentro para continuar sus trabajos de captura y que no podrían quedarse a dar vigiá pero que nosotros podríamos tomar ese lugar y recibir una suma para poder mantenernos por un tiempo y una vez que hecharamos a andar el lugar podríamos salir bien vivos y sin problema alguno, aparte nos menciono que nos competía mantener la zona aledaña y los comerciantes fuera de peligro ya que esto es lo que nos brindaría mucho mas dinero a la bolsa y finalmente que debíamos entrenar mas gente en cuanto fuera posible para mantener el orden en lugar y prepararnos en caso de una posible revuelta o ataque de vuelta por algún otro grupo disidente.

Ese día estábamos ya todos hechos, corazón y alma en alto nos propusimos buscar y hacer nuestra esta ciudad que no tenia nombre pero que ahora era nuestro hogar.


1. Mazer es conocido como el Dios de la Guerra, un ser tanto violento como benevolente con sus seguidores. Sus símbolos son una balanza con una cuna y una lapida, un trono de granito donde se sienta el mismo Mazer quien viste una armadura de cuerpo completo y una espada en su mano derecha. El es, según los escritos, el que decide cuando es tiempo de vivir y cuando el de vivir, el vigila a todos sus hijos y los guiá una vez que mueren hasta el lado derecho de su trono que es donde se sientan los guerreros y en el izquierdo nadie, por que para el sus seguidores son todos fieles y no hay traidores. De ahí viene la referencia Imperial de decir, “Te sientas del lado izquierdo del trono!” lo cual hace referencia a una traición o a una persona que no es honesta o que ha dejado una creencia por conveniencia.

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