Diario
de Juan Diego Saavedra del Castillo, 17 de 3ro, 450 F.I. (Formación
Imperial)
No se
como iniciar esto, jamas me he dedicado a escribir en mi vida pero
siento que hoy tengo algo que decir y que necesito escribirlo para
que alguien lo sepa, no se quien lea esto pero espero que algún día
le sirva de algo, tal vez sea mi miedo a ser olvidado o tal vez sea
por que después de lo que viví esta ultima semana creo que debo
tomar las cosas mas en calma.
Todo
empezó el 9 del mes 3ro pasado, me embarque junto con otros forzados
mercenarios en una misión que prometía mucha recompensa, me vi con
otras gentes con las que ya había viajado anteriormente en misiones
pasadas, buenos compañeros con los que he servido fielmente a esta
corona y con quienes podría ir a mil batallas mas. Ese día nos
embarcamos del puerto de Campo Amarillo hasta la Isla de Epari, al
sur de Idaria, una isla que no tiene mucho valor realmente, algunos
pueblos, campos, bosques, uno que otro pedazo de montaña tirado por
ahí y ya, pero por dinero he de marchar hasta el mismo infierno si
así me lo piden por que toda mi vida ha sido de un errante sin
camino, de taberna en taberna, de mujer en mujer y de lucha en lucha,
que así vea mi muerte el magno Mazer1
que en toda su gloria me tiene sentado al lado derecho de su trono
como digno capellán que soy.
Poco
sabíamos de esta misión, solo que debíamos desembarcar en la
ciudad y tomarla, se dice fácil pero es mas difícil, mucho mas de
lo que debería. Nuestro viaje duro siete apretados días, para el 16
del mes 3ro pasado estábamos ya hartos cuando se nos informo que la
ciudad estaba a la vista y que preparáramos las armas ya que
saldríamos disparados sin vuelta atrás. El grito de ataque fue dado
una vez que anclamos en el puerto y como era de esperarse el
recibimiento fue por flecha y lanza, espada y acero, el choque de la
guerra resonaba por todo nuestro rededor y a empujones nos tuvimos
que abrir paso hasta llegar a medio camino de la plaza que fue cuando
tuvimos que tomar guarida en una de las casas que teníamos a nuestro
rededor, demasiados soldados y poco equipo útil nos quedaba después
de esa lluvia y tunda, peor aun nos quedamos sin provisiones y los
heridos eran varios por lo que hacíamos lo que podíamos con lo que
en aquella casa encontramos y con lo poco que todavía teníamos
Para
la noche no habíamos escuchado grito en la plaza y el sonido de la
guerra había parado, lo que si escuchamos con claridad y sentimos
fueron pasos enormes, nos decían que en aquella ciudad podían tener
alguna clase de ogro cuidando la plaza o las calles y que los
soldados probablemente lograban manejarlo con carnadas, prefiero no
saber nada de dichas criaturas ya que son viciosas y en nuestra
condición poca la probabilidad de tomar plaza o calle. Nuestro
escondite tuvo que dejar de serlo cuando escuchamos puertas cayendo,
una por una, con soldados haciendo tremendo ruido por donde quiera
que pasaban y tirando amenazas a los que adentro estaban, nuestra
salida fue violenta y pocos menos salimos con vida de aquello que
aconteció en la angosta calle donde apenas dos podían luchar lado a
lado.
Cuando
menos encontrábamos forma de seguir peleando nos topamos con
soldados de la Imperial Aérea, los Incursionistas, quienes
rápidamente limpiaron la calle con sus escobas de acero que hacían
mas ruidos que un batallón a todo pulmón, fuego y una peste
horrenda quedaban por la pólvora que usaban aquellos monstruos en
sus armas pero no menos efectiva fue de lo que esperaba.
Próximamente
nos encontramos con el Capitán de aquel grupo, nos informaba que se
ocupaba limpiar la plaza y dejar listo el camino para los que en la
mañana siguiente verían el puerto ademas de tener ya en nuestro
poder al duque o rey, quien fuera el hombre que gobernaba aquella
ciudad que quedaba rápidamente en ruinas ya que alguien en la parte
oeste de la ciudad había armado una tremenda llamarada que se salia
rápido de control y dejaba escombros casi de inmediato por aquellas
casas pobres hechas de paja y edificios abandonados que no atendían
los soldados por temor o por tener mejor cosa que hacer que apagar un
fuego. Buena distracción nos hizo pero no pudimos ni avanzar a la
plaza ni tampoco pudimos armarnos camino hacia la ciudadela, nuestra
tarea entonces recayó en limpiar lo que a nuestro rededor quedaba y
con el mayor sigilo posible terminamos con cuanto se nos pusiera
enfrente a la vez que tratábamos de limpiar las paredes aledañas si
se nos permitía.
Para
la mañana siguiente habíamos dejado un buen paso vació pero no
suficiente todavía como para lograr hacer un ataque directo,
llegaron refuerzos en otro barco, soldados Imperiales con equipo de
cañón y escobas largas, mas de cincuenta no eran pero seguían
valiendo diez a uno de los nuestros que es mas que suficiente para lo
que ocupábamos en ese momento. Sin mucho alarde escoltamos a los
cañones hacia la plaza, donde encontramos a mas soldados que
reportaban haber tenido contacto con un grupo que había logrado
infiltrar la ciudadela, y nos reportaron que un ataque frontal podría
ser suficiente para distraer a la gente dentro de la dicha
estructura.
Hábilmente
movimos los cañones por aquellas calles de tierra y lodo, nos
posicionamos frente de la ciudadela la cual parecía estar
deshabitada pero un intercambio de tiros entre los incursionistas y
los soldados de la ciudadela nos comprobó que todavía tenían
bastantes como para poner una buena pelea. Los soldados Imperiales no
se complican mucho, ellos buscaron hacer el mayor daño posible antes
de entrar y con suerte lograron tomar buena parte de la ciudadela
abajo hasta que un certero cañonazo derribo el ultimo piso hacia
nuestro frente y ahí encontramos los restos de lo que fuera la
guardia del hombre que buscaban los Imperiales junto con el y su
corona.
Nuestra
misión había terminado pero esta ciudad quedaba en ruinas, pocos
habitantes todavía circulaban las calles, los mercaderes eran muy
pocos, los barcos en el puerto igual, uno o dos y de veinte hombres o
menos, los Imperiales dijeron que se establecería un gobernador
pronto y que no desesperáramos pero que de igual manera atendiéramos
con el vigilante Imperial para obtener nuestras divisas que deberían
ser mucho mayores debido al numero de muertos. La respuesta que nos
dio el vigilante fue un poco desfavorable ya que el dinero no lo
tenia, nos podía entregar un aval por la dicha cantidad y a su vez
también nos indicaba que debiéramos comprar terrenos en esta ciudad
ya que se esperaba que el Imperio estableciera una buena base de
avanzada y que si nos poníamos vivos podríamos hacer mucho dinero y
vivir de buena manera, la idea no la tome muy en consideración pero
después de ver todo aquello en estos dos días pensé con mas
detalle y no vi tanto problema en buscar algo que me satisficiera y
que mejor que una taberna, la misma que se había quemado y que ahora
costaba una misera cantidad de dinero pero aun así uno solo no
alcanzaba a pagar, según el vigilante, los costos de dicho edificio
por lo que nos unimos cinco guerreros, yo, un hombre venido del sur
de nombre Raynold Aether, un ballestero de nombre Alfredo Isaias
Carmeño, un novato que no tenia nada que hacer con los nuestros de
nombre Icarus Wagner y otro guerrero que yo conocía de mucho tiempo
atrás y de buena confianza, patrón de los desamparados en las
buenas y en las malas, el buen Rogelio Esteban de Silva y Gutiérrez.
Ya los
cinco formados decidimos unir nuestras ganancias y pedir al vigilante
que nos preparara la venta de dicho edificio y como era normal se
comenzó el papeleo y tramite para la compra, nos dijo que no
temiéramos que el viejo dueño regresara ya que siendo ahora esto
terreno Imperial el ya no tenia derechos sobre aquel edificio que
ahora quedaba en escombros. También nos informo que apuráramos el
paso con las reparaciones ya que los soldados Imperiales son muy
gustosos, como cualquier buen guerrero en campaña, de disfrutar de
buen alcohol y música aunque eso nos dejaba con problemas mucho mas
grandes que resolver y que los cinco tuvimos que planear de buena
manera.
El
primero era reparar aquel dichoso edificio que no estaba tan mal pero
que mejores días había visto, ninguno de nosotros sabia mucho de
las reparaciones aunque podíamos hacer el esfuerzo igual nos faltaba
el materia para dicho trabajo aunque el Wagner nos aviso que varios
edificios alrededor, de los quemados, podíamos usarlos para arreglar
el nuestro ya que según el vigilante eso era basura que seria usada
como leña para calentar almas en la noche por lo que de ahí ya
teníamos un buen punto a favor.
El
segundo era el de conseguir el alcohol, ya que si había algo ahí se
había evaporado y si no pues de igual manera nos competía
conseguirlo con los mercaderes o al menos establecer con ellos un
trato para que nos consiguieran el tan necesario liquido. También
ocupábamos buena trova para el lugar ya que sin ella los Imperiales
o quien pusiese pie en ella no podría sentirse como en una buena
casa del guerrero aunque de eso nosotros ya sabíamos nosotros y una
que otra tonada podíamos producir no estaba de mas tener a un buen
trovador que nos pusiera en marcha una ceremonia para calentar el
alma y hecha gritos al cielo de victoria y batalla de antaño.
En
tercer lugar debíamos operar el dichoso lugar y aunque eramos buenos
tomándonos el alcohol para administrarlo no tanto, eso seria otra
cosa que debíamos tomar en consideración antes de hechar aquel
redil a andar y peor aun cuando nos enteramos que nuestra suma de
dinero quedaba casi en nada al terminar de pagar el edifico y
procesos necesarios por lo que otro trabajo ocuparíamos y el
vigilante buena idea nos dio como el nada mas podía.
Nos
aviso que próximamente se necesitarían varios guardias en la ciudad
ya que los Imperiales tendrían que marchar mas adentro para
continuar sus trabajos de captura y que no podrían quedarse a dar
vigiá pero que nosotros podríamos tomar ese lugar y recibir una
suma para poder mantenernos por un tiempo y una vez que hecharamos a
andar el lugar podríamos salir bien vivos y sin problema alguno,
aparte nos menciono que nos competía mantener la zona aledaña y los
comerciantes fuera de peligro ya que esto es lo que nos brindaría
mucho mas dinero a la bolsa y finalmente que debíamos entrenar mas
gente en cuanto fuera posible para mantener el orden en lugar y
prepararnos en caso de una posible revuelta o ataque de vuelta por
algún otro grupo disidente.
Ese
día estábamos ya todos hechos, corazón y alma en alto nos
propusimos buscar y hacer nuestra esta ciudad que no tenia nombre
pero que ahora era nuestro hogar.
1. Mazer
es conocido como el Dios de la Guerra, un ser tanto violento como
benevolente con sus seguidores. Sus símbolos son una balanza con
una cuna y una lapida, un trono de granito donde se sienta el mismo
Mazer quien viste una armadura de cuerpo completo y una espada en su
mano derecha. El es, según los escritos, el que decide cuando es
tiempo de vivir y cuando el de vivir, el vigila a todos sus hijos y
los guiá una vez que mueren hasta el lado derecho de su trono que
es donde se sientan los guerreros y en el izquierdo nadie, por que
para el sus seguidores son todos fieles y no hay traidores. De ahí
viene la referencia Imperial de decir, “Te sientas del lado
izquierdo del trono!” lo cual hace referencia a una traición o a
una persona que no es honesta o que ha dejado una creencia por
conveniencia.
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