Diario
de Ishmael Gambeson, 18 de Noviembre, 1929.
Odio
los trabajos de campo que Nuddleman me encarga, siempre termino
metiendo en alguna situación horrible o encontrándome con cosas que
no son de este mundo, pero esto, esto no se si es malo, bueno, si lo
es, pero lo que no se es que tan malo es en realidad... no tengo
manera de medirlo.
Me
tuve que separar de la gente de Pensilvania por un tiempo a petición
de Nuddleman, dijo que tenia otras cosas de menor importancia para
ellos mientras que para mi había tareas de alta prioridad que solo
se me podían confiar a mi y a nadie mas. Cuando me dicen esas cosas
se que el asunto es o demasiado delicado o belicoso, la mayor parte
del tiempo es por que no tienen a nadie tan bueno como yo para ello,
no estoy siendo exagerado al respecto.
El
encargo esta vez fue, inicialmente, sencillo; cuidar un cargamento
que venia por tren y ver que se entregara a las oficinas del buró.
Todo estaba perfectamente bien hasta que unos tipos armados se
subieron al tren para asaltarlo, todavía no podía creerlo,
asaltando un tren a plena luz del día y en esta época, no creí que
pudieran ser tan tontos como para creer que saldrían con vida de
esto. De igual manera les seguí el juego, no ocupaba usar mucha
fuerza contra tres tipos armados con revólveres.
Eramos
pocos, no tardaron mucho en llegar a mi y demandar todo lo que
tuviera, le entregue personalmente las llaves y le dije que atrás
había algo de mucho valor.
Eso
fue suficiente para picarles el interés, eso fue suficiente para
llevarlos al vagón de carga donde estaban varias cajas de metal que
habían mandado desde Boston, unas pertenecientes a la ya no
existente Universidad de Miskatonic, otras pertenecientes a la
Jurisdicción del Norte, una mas que venia desde Pensilvania, de la
Gran Logia que se quemo, unas mas con la leyenda “Herbert West” y
finalmente una mas, sola, sin marcar, pequeña considerablemente,
incospicua, un solo candado pequeño y nada mas que eso, suficiente
como para ser ignorada entre todas las cajas marcadas con simbología,
etiquetas y candados a cada esquina.
Me
preguntaron que tenia esa caja en especial, les dije que lo que ellos
buscaban, un tesoro, algo único y que nadie mas había jamas puesto
sus ojos sobre de el, aquel que tuviera lo que estaba adentro seria
temido y amado por todos, jamas le haría falta el dinero, ni salud,
era como el fruto prohibido del jardín del edén para ellos y entre
los tres me ordenaron que abriera la caja, lo que estaba adentro les
sorprendió, les dejo con la boca abierta y los ojos desorbitados.
En la
caja había otra caja mas pequeña, de rejas, donde se podía
observar una diminuta piedra que cabía en mi mano, esta acostada
sobre un pequeño pilar donde descansaba sobre una almohada. Esta
piedra era única, cambiaba de color constantemente como si fuera la
marea, era visible ese paso de verde mohoso a azul marino y
eventualmente al carmesí y al violeta, se volvía oscura nuevamente
y continuaba cambiando tanto de color como de forma, pasando de ser
una piedra redonda a ovalada, después se afilaba un poco y
continuaba tomando formas mas redondas, amigables a la vista y a la
mano.
¿Que
era? No se los podía explicar, los pobres no entenderían la
complejidad de lo tenían de frente, esta piedra según pertenece o
pertenecía a uno de los seres mas antiguo, si no es que el mas
antiguo de todos. Se encontró en Medio Oriente, siendo alabada por
un grupo de Beduinos que vigilaban su sección del desierto
centímetro por centímetro sin dejar que nadie entrara o saliera con
vida.
Me
ordenaron que les entregara la piedra, pobres, no saben lo que piden.
Abrí la pequeña caja de rejas y acerque mi mano ligeramente sobre
de esta y ahí vi cuando esta se unió a mi mano, tomo control total
de este y de mi cuerpo, vi como de mi mano salia un látigo largo con
el que tome del cuello a uno de los bandidos y le cercene el cuello,
la cabeza voló hacia atrás mientras giraba.
Los
otros dos bandidos se quedaron atónitos, el mas cercano a mi disparo
pero la piedra, ahora convertida en un liquido, la intercepto,
formando una burbuja, y la escupió de vuelta a la misma velocidad,
perforándole el pecho. El ultimo fue mas listo, el simplemente
corrió pero no lo suficiente, no pude hacer nada por el mas que
observar como aquel objeto se extendía hacia el, le tomaba de la
cadera y lo estrellaba contra las cajas, el piso y el techo, dejando
una masa sanguinolenta en el piso de lo que alguna vez fue un hombre.
La
piedra después termino por absorber los tres cadáveres y sus
restos, el segundo, al que le había regresado la bala, miraba con
horror mientras aquello lo absorbía a su interior y si no fuera por
que ya había visto cosas parecidas me hubiera vuelto loco, no lo
creería y correría despavorido para nunca mas saber de esto, pero,
ahora, lo único que busco es entender, ya no tanto destruirlo, para
saber como mejor usarlo, aprovechar todo este poder y darle forma a
una nueva organización con mucho mayor poder y efectividad que el
buró actual.
Después
de divagar regrese la roca a donde estaba originalmente, esta
continuo su tarea de cambiar de formas y colores, y la cerré por
completo. Informe a los encargados del tren que el problema había
sido resuelto y produje una identificación falsa del FBI para que no
sospecharan de mi, esta paso bien a frente de ellos y los pocos
viajeros se sintieron aliviados de que la justicia de este país si
funcionaba.
Pobres,
si supieran.
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