Es
sencillo despertar algunas veces, otras se siente como un martirio
completo y algunas parece como si la muerte estuviese a la vuelta de
la esquina, acompañándonos paso a paso como si buscara llenar una
cuota; el cuerpo molido, débil, la luz molesta y escueta, todo es
café o dorado, los brillos que matan como si fuera un señor de la
noche, el vampiro de seis calles, la confusión entre el crepúsculo
y el amanecer, de las pocas veces cuando uno decide olvidarse del
tiempo para aliviar las mortales penas existenciales.
El día
anterior siempre es fácil, dinero en bolsa, arreglos personales
acordes, si uno durmió bien o no es de poca importancia para la
noche, por que en las visitas y la eterna fiesta de la vida nocturna
todo pasa desapercibido y lo que estaba muerto de pronto tiene mas
vida que el la persona mas sana del planeta, con una furia que parece
digna del mismo Ares.
Todo
es fácil el día anterior, la felicidad abunda con cada sorbo, las
tristezas comienzan a llenar vasos, crecen, florecen y se marchitan
amores en un santiamén, algunos mas acompañados que otros y otros
cuantos viviendo en un mundo de soledad que disfrutan a su manera,
durmiendo en los laureles de su propia victoria. Se viene el mundo
encima y todos se creen Hércules, inmortales, capaces de derribar al
que se les ponga al frente, todo esta bien con el mundo en ese
momento y no existe nada que pueda deteriorarlo, ni el dinero, ni la
política, las fuerzas judiciales o los enemigos, todo esta en un
orden cósmico perfecto.
La
noche se vuelve día y llega el momento de la realidad, de choques
tan surrealistas que el mismo Dali no dejaría de peinarse los
bigotes de tanto asombro.
Una
inversión inminente a las concepciones de la vida, tan duras y
rapaces que a veces uno termina en los peores lugares con las peores
personas en las peores circunstancias, una consecuencia de no poder
dominarse a si mismo durante los momentos de éxtasis que se viven.
Otros acaban en circunstancias mucho mas interesantes, durmiendo con
la esposa del mejor amigo, en algún lugar del cual no tiene
recolección o con dinero que no le pertenece, todo puede pasar, la
vida esta abierta a todas las posibilidades y solo nosotros sabemos
como aprovecharlas, en cualquiera que sea nuestro estado de
conciencia.
Si
durante estos eventos uno no se ha ganado una visita a los tanques de
concreto entonces puede que todavía existan posibilidades para el
día siguiente, tal vez, todo dependerá de cuan tan valiente fue uno
el día anterior y si es posible rearmar una memoria de los recuerdos
que todos tengan.
De
esto algunos cuantos estamos seguros que no pasaran de la noche, sus
vidas terminadas en el chispazo rápido que es la vida y
desapareciendo entre vociferes que cantan -Era tan buena persona,
¿como le pudo pasar esto?- cuando saben que es todo lo contrario,
las mentiras son la mascara eterna de la humanidad y nos duele
quitarla por temor a romper el protocolo de una mascarada sin fin, la
mascarada de la vida.
Todo
amanecer, aquí o allá, tiene su propósito, el de los valientes es
de salvar al mundo y el de los débiles de buscar su cobijo, pero
para aquellos que se adentran en las cavernas de la eterna fiesta
solo queda sobrevivir a través de las pruebas que les pone el
temible Baco y esperar lo mejor de su furia, que tenga misericordia
de aquellos que le rinden tributo y den sanación pronta a sus causas
al menos que sean casos perdidos, entonces su hígado fallara y se
pondrán de color amarillo. ¡Amarillo!
Un
espejo en la pared, reflejando cuadros sin sentido, con una luz
oblonga y decrepita, pasando nada mas que los recuerdos confusos de
un dolor que perturba la mente, el dolor de no saber que paso la
noche anterior... y de donde quedo tu cartera.