-No,
no se que es lo que quiere, ni le escuche a la primera-
Respondió
el afectado de manera educada y observo la botella rota junto con su
cuaderno empapado en cerveza. -Le agradecería que recogiera eso y me
lo entregara-
-Usted
es o se hace pendejo-
-Ninguna,
en especial cuando doy clases en una universidad-
-Ah
mira, pinche cerebrito- El furioso hombre le quito los lentes al
Profesor y los tiro al suelo para después aplastarlos. -A chingar su
madre tus lentes, que vas a hacer-
-¿Le
pregunto, había necesidad de eso?-
-Cállese
a la verga-
-Tu
falta de educación me intriga, creo que eres una de las razones por
el cual nuestro sistema de educación requiere de una mejora
urgente-
-¿Que
dijo?-
-Coloquialmente,
como dirían ustedes vaya, es un pinche cerote, una escoria y me dará
gusto llevarlo a la chingada. ¿Entendió eso?- Los tres hombres
rieron y los patrones de aquel bar se veían intrigados y
aterrorizados por la valentía de aquel hombre. -Mucha risa, ¿no? Mi
mama siempre dijo que debía ser comediante...-
-No
pues su mamacita estaba muy en lo cierto- Dijo el hombre que había
hecho las primeras amenazas al entrar al bar, este se acerco al
Profesor y le miro a los ojos, el parecía estar concentrado en lo
que hacia, también el Profesor, los dos se quedaron viendo el uno al
otro pero el Profesor jamas parpadeo en esos momentos de tensión. El
hombre grito de la nada, tratando de asustar a su competidor, pero el
Profesor no se movió ni dio respuesta al susto como lo hicieron los
demás presentes. -Muchos huevos Profe-
-¿Eh,
que?-
El Profesor pareció salir de alguna clase de trance al
momento que hablo el hombre armado, quien parecía ser el líder del
grupo.
-No se
haga pendejo-
-¿Eso
significo algo, me trato de asustar o algo parecido?-
-Mire
hijo de la chingada, se me esta haciendo mucho el graciosito y lo que
va a terminar pasando es que le voy a soltar unos cohetes en la
pinshi cola-
-Ahora
usted es el comediante-
-Ya
estuvo- El hombre levanto el rifle de asalto y lo apunto a su
contrincante -Ahora si, se me va con todo y todo a la chingada-
-No es
buena idea eso- El hombre presiono el gatillo y se escucho una
detonación. El tiempo se congelo, la bala comenzó a salir
lentamente del cañón del arma, girando lentamente, el mecanismo
generando suficiente presión dentro de si mismo para abrir la
compuerta de salida del casquillo y dar entrada a la siguiente bala,
una estela de llamas saliendo de la boca del arma, la clientela
aterrorizada tratando de esconderse o desviando la mirada de la
masacre que estaba a punto de suceder, los hombres al borde de la
risa y el Profesor tranquilo. El tiempo se reanudo a su debido orden
pero no en el arma, la bala todavía no terminaba de salir del cañón,
las llamas continuaban creciendo pero muy lentamente y todos
observaban con curioso detalle lo que sucedía. -Bueno, creo que
volví a quebrar la realidad. Esta a punto de sufrir mas de lo que ha
sufrido en toda su vida-
-Ah
cabrón...- De pronto todo giro y la realidad quedo descompuesta, los
colores fueron alterados completamente, la oscuridad se volvió una
luz cegadora y la luz se volvió en una penumbra total que quemaba la
retina, los objetos alrededor de ellos dejaron de tener sentido, el
arma que cargaba quien había disparado se transformo en un lagarto
metálico a medias, la otra porción formada de la madera de la
culata, el cargador era un brazo con un parecido simiesco aunque los
dedos eran largos, afilados y fuertes, se aferraba violentamente
sobre el brazo derecho de aquel que le cargaba en manos y la culata
lentamente se escurría como una masa negra sobre el otro brazo,
pegándose a este como si fuera alguna clase de resina o goma
liquida; el segundo hombre, el que había soltado el primer golpe al
Profesor, trataba de gritar pero de su boca no salia nada, al menos
eso es lo que creía ya que sus oídos no podían captar nada mas que
un silencio aterrador, no sonaba absolutamente nada dentro de aquel
lugar, no se movían piernas o brazos, no temblaba tampoco ni mucho
menos reaccionaban ante los movimientos de la criatura, sus ojos se
encontraban sobre el Profesor y su compañero, quien lentamente
estaba siendo devorado por aquello que no comprendía, los gritos, si
así lo podía llamar el, se escuchaban lentamente a su alrededor,
los suyos también pero no salían de su garganta, sentía que
vibraba, que se ahogaba, del interior comenzó a salir algo, su
lengua se extendía lentamente como si jadeara, continuo haciéndolo
hasta que esta había salido de su forma común y crecía
desmesuradamente, termino por cobrar la forma de una serpiente y sin
resistencia comenzó a comerse a su progenitor; el tercer hombre,
quien todavía no había hecho nada, miraba con mucho mas horror
aquella escena debido a su estado de alteración mental, había
consumido un cóctel de drogas antes de salir y ahora se arrepentía
de ello, pero lo que lo llevo al borde de la locura fue ver al
Profesor transformado en una especia de árbol muerto, deforme en
toda su expresión, oscuro totalmente, tanto que absorbía la luz
alrededor de el, con cinco piernas de apariencia débil pero que se
extendían como piernas de araña sobre la superficie donde se
postraba, sus brazos no eran mas que ligeras extensiones filosas como
cuchillas que ondulaban en el aire y lo que alguna vez fue su cabeza
era un tallo gigantesco con un mar infinito de rostros que cambiaba
constantemente por el aunque de estas no se podía comprender
ninguna, demasiado raras eran como para poder concentrarse solo en
una y tan cambiantes que su cerebro no podía terminar de procesar
una cuando otras tres estaban presentes, el cuerpo de aquella
criatura se extendía hasta el techo, unos tres metros
aproximadamente, su ropa todavía puesta sobre las extensiones
humanas todavía visibles aunque despedazadas, hechas jirones y gran
parte en el suelo, una baba oscura corriendo por debajo de sus pies
que se extendía hacia todo lo que le rodeaba, devorándolo y dejando
nada a su paso. Eventualmente aquel hombre recibió la marea oscura y
fue derritiéndose sobre ella al igual que todo lo demás, en su
mente solo pasando aquellas imagines de terror como si fueran una
realidad imposible de describir, su mente quebrándose cada segundo
que se hundía en la marea mientras escuchaba un horrible rechinido,
un silbido, una campana, no sabia que era pero zumbaba en sus oídos
con tanta fuerza que le hacia enloquecer cada vez mas y mas,
creciendo de una manera horripilante pero a la vez, en lo que quedaba
de sus capacidades, existía una lógica macabra desde la cual pudo
percibir algo, algo que aquel horripilante sonido producía y le
llamaba lentamente, lo ultimo que pudo escuchar antes de sucumbir a
la marea fue: -Tu que ahora te vuelves parte de todo escucha mi
mensaje, descansa en mi regazo pues yo soy aquello que llaman el fin
de todo. Bienvenido a la esencia del omega, sirviente del gran
monolítico, donde la marea no deja de subir por mas que luches
contra ella-, con aquella advertencia el hombre termino sumido en la
locura total y cuando regreso en si estaba junto con todos los
presentes de aquel bar, encerrado en una celda, todos estaban
cuerdos, todos menos el, quien continuamente balbuceaba una frase
incomprensible, creyendo que era producto del abuso de varias drogas
que consumía, sin lógica, sin sentido, sin humanidad, parecía el
grito de un animal adolorido,
-¡Nilith,
unaterum, irrasid talema!*-
* Esta
frase ha sido trabajada y traducida por un lingüista anónimo, lo
mas aproximado que sabemos de la frase es que significa: “Primero,
universal eterno, irresistible destino”
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