Fue
hace unos años que la encontré en aquel poblado de Oaxaca, era un
viaje, lo recuerdo todavía muy bien, ella se veía radiante, una luz
entre toda la felicidad que brillaba por aquellos lares, me presente,
sonrió, era mágica, tenia una manera hipnotizante de sonreír,
moverse, respirar, vivir, todo era perfecto con ella, me presento a
sus amigos y nos divertimos, aquella fue una semana mágica pero mi
retiro era inminente y me decidí a ofrecerle un viaje de regreso
conmigo a Tijuana, dudo pero no lo pensó mucho, nos fuimos de
inmediato en un vuelo, pague un buen extra pero no me importo, todo
por traerme aquella hermosura de vuelta de la jungla.
En el
viaje entro en pánico, nunca había viajado por aire y fue la
experiencia de su vida, era como ver a un pequeño gatito
aterrorizado, el alcohol me ayudo a calmarla por el resto del vuelo y
su felicidad nos hizo mas ligero el vuelo a todos... extraño esos
días.
¿Por
que?
Hoy me
encuentro en esta cantina, tomando una cerveza, me acomodo los lentes
para observar bien otra vez y me encuentro con mis manos llenas de
callos, nunca he sido fanático del trabajo manual pero en ciertas
ocasiones se requiere aprender nuevas actividades, como cavar una
fosa en un desierto o descuartizar a alguien después de meterle
cinco tiros.
La muy
puta pensó que se podría escapar de mi tan fácilmente, creo que
nunca entendió la extensión de la red de mis conocidos, pensó que
viviendo en una ciudad tan grande como esta jamas daría con ella ni
mucho menos con sus intenciones.
Si, la
pendeja me engaño, me tenia bastante engatusado, me pidió todo y se
lo di todo, pero nada mas con eso no se quedo conforme, termino
pidiéndome cosas que no le podía dar, como un carro ultimo modelo,
un pinche Aston Martin si bien recuerdo, unas pulseras y cadenas de
oro que parecían de perro, trajes de diseñador por los cuales pagan
un puto dineral pero que parecen sacados de la basura, en fin, me
pidió cosas que no podía conseguir y que no iba a conseguir, si,
cogía muy bien, de hecho demasiado bien, lo cual hasta ahora me esta
entrando por la cabeza del por que cambio de parecer tan rápido para
venirse a vivir acá, lo mas probable es que ya tenia pedos en algún
poblado de Oaxaca y allá a las cabronas las terminan colgando de los
postes o las queman en leña verde, en Oaxaca no se andan con mamadas
y yo tampoco, al menos esas dos cosas compartimos claramente.
Un día
se fue, me dejo, ni una nota, ni nada, simplemente se fue, se llevo
mi dinero y tarjetas de crédito, cosa que todavía no entendía como
iba a usar si ni siquiera sabia para que servían, me imagino que
alguien le estaba lavando el coco para que se las llevara y las
clonaran o algo por el estilo, cosa que no les serviría de nada por
que a los cinco minutos de enterarme ya las había cancelado, me
sorprende que no se llevara el carro o alguna otra cosa de mas valor
que tres mil pesos en billetes y unos pedazos de plástico... pendejo
se nace creo yo.
Al
principio no me lo quise tomar personal, el pendejo era yo, como bien
dice el dicho, quien es el indio, el indio o el que lo hace su
compadre, pues si, me chingue yo solo pero no me hubiera molestado si
la muy cabrona se reservara el derecho de ser pendeja con los que se
fue y me marcara peda a las cuatro de la mañana para mentarme la
madre y decirme que quería mas dinero, nuevamente, para pendejo se
nace.
La
llamada era de un celular, le hable a mi compa el Nachito para que me
lo localizara al día siguiente y me dio santo y seña a quien
pertenecía, con dirección y todo, y termino siendo en una colonia
jodida de Tijuana, y de jodida tenia mucho por que niveles hay pero
esa si estaba por demás jodida, posiblemente equiparable con los
pueblos abandonados del sur de México, pero no tan culero como el
pueblo donde vivía esta pendeja.
Antes
de ir le pedí a otro compa que me soltara algunas herramientas de
trabajo, entre ellas una calibre .40, palas, cuerdas, bolsas, todo
eso, un carro suficientemente grande para llevar todo pero jodido,
para que no llamara la atención por que los placas aquí no te la
hacen mucho de pedo si andas jodido y menos cuando vas a esas
colonias donde ni Dios quiere pisar, con perdón de los que van a la
Iglesia para buscar la salvación del don aquel de la barba larga.
Por
allá me encontré con un camarada que tenia tiempo sin ver,
coincidimos en que la pendeja esta se lo había chingado a el también
y con gusto me ayudo a llegar al lugar donde se estaba quedando con
un tal Campos o Cempos, un pedo así, y en efecto y como pensaba yo,
colonia jodida, barrio jodido, casa jodida. Todavía sigo
preguntándome si realmente era así de pendeja o si el cabrón este,
que por cierto estaba feo como Dios solo puede hacerlos, tenia una
lengua de diablo cabrona.
Entrar
fue fácil, la puerta estaba quebrada, posiblemente de tantas veces
que le habían robado o posiblemente este cabrón era un alcohólico
y tenia la tendencia de perder las llaves constantemente y tirar su
puerta, no se, hay gente así de rara en este planeta. Un cuarto,
sala, comedor, cocina, todo, en un espacio de dos por dos metros, y
mas adelante un cuarto desde donde se escuchaban pujidos al por
mayor, entrando de golpe con pala en mano lo primero que hice fue
soltar un golpe salvaje al aire y opa, que le pego al pendejo ese y
le arreglo la cara y a la otra pendeja le suelto otro hasta que deje
de gritar, no muy fuerte por que es mujer y a la mujeres no se les
pega ni con el pétalo de una rosa... excepto con una pala, una pala
si cuenta, que no me vengan con mamadas.
Ahí
mismo me encargue de serruchar el cuerpo del feo aquel y meterlo en
una bolsa pero por necesidades de tiempo, vecinos metiches y la
fuerza que se me acababa decidí solo darle a el, meterlo en una
bolsa negra de plástico y a ella amarrarla y meter todo en la
cajuela, ya después podía arreglar aquello cuando la tirara en la
carretera a Rosarito.
En el
camino me tome unas cervezas, por el calor y por que se me antojaron,
cual es el pedo, traía mucha adrenalina como para que alguien me la
hiciera de pedo y me quisiera salir salsa con sus mamadas, nadie me
iba a parar y si lo hacia cohete, así de fácil.
Ya por
un buen tramo recorrido recorte para un tramo X, ni siquiera recuerdo
ahora donde fue pero con el simple hecho de llegar a una sierra por
ahí me fui y pare una vez alejado lo suficiente de la carretera. El
hoyo era lo suficientemente grande como para meter a los dos, incluso
sin haberlos cortado pero no importaba, me había dado satisfacción
hacerlo. Primero entro la cabrona, amordazada y consciente, tratando
de gritar pero sin poder lograr nada por la bola que le metí en la
boca, después le deje caer encima la bolsa con lo que quedaba del
pendejo y comencé a tirar tierra, mas, mas, todavía podía escuchar
como lloraba pero ya para dos pies de tierra me valía madre, si,
tuve remordimiento pero ya era muy tarde, eso pasa por joder gente
cuando no sabes cual es su limite y peor aun cuando te extienden la
mano y te dan tanto.
Por
eso existe gente como yo, por ojetes como ellos.
Ya al
final me regrese y di para este bar para acabar bien el día con
otras chelas mas.
¿Que?
No
cabrón, esto no va a acabar como aquella pinche historia de Edgar
Allan Poe, me vale madre y no voy a hablar ni me interesa,
cuestionable puede ser mi ética pero después de todo esto creo que
la lección quedo bien aprendida y para la siguiente me fijo mejor
que chingados hago... aunque no hubiera estado mal cogérmela una vez
mas antes de tirarle tierra encima. Ah bueno, ya ni modo ya la
chingue... aunque podría ir por el cuerpo y-- no, eso ya esta muy
jodido, no mames, mejor voy por una al coahuilon y de ahí--
De
pronto el pensamiento del hombre se descarrillo cuando entraron tres
hombres armados gritando que nadie se moviera y que el primero que lo
hiciera “se iba a la chingada en caliente”.
Ya me
cargo la chingada...
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