En
aquella casa de dos pisos nada peculiar y mas parecida a todas las
demás que cualquier otra en la cuadra reinaba un silencio de hogar,
aquel que ya no es completo, donde vigilan el zumbido de los aparatos
electrodomésticos y uno que otro brillo de focos diminutos.
De un
cuarto de esta casa, donde dormitaba uno de sus habitantes, provino
un extraño movimiento y lentamente se produjo una figura que abría
la puerta con cuidado, avanzando como un ladrón tratando de provocar
el menor sonido, para así asaltar el refrigerador, objeto a pocos
pasos de distancia de dicho cuarto aunque fatalmente lejos en dichas
condiciones cuando la ley de murphy, lo que puede salir mal saldrá
mal, aplicaba constantemente en los intentos de no producir ruido.
Lento,
paso a paso, casi arrastrándose, le figura palpita cada vez mas con
emoción, su respiración alterada y su corazón bombeando de manera
irregular, tal vez sufría de algún problema del corazón pero así
lo hacia, la llegada parece eterna pero una vez en la cocina asume
una velocidad inhumana para prepararse un pequeño aperitivo nocturno
consistiendo principalmente de pan, varios tipos de carnes frías y
algo de verdura, por aquello de querer evitar un ojo feo por no comer
sus frutar y verduras del día, al menos en su mente así lo quería
ver pero realmente no existía una figura que se lo impidiera como
tal.
Una
puerta lentamente cede y comienza a chillar sus bisagras, la figura
se queda congelada al escuchar tal movimiento y busca la procedencia,
parece no ser el cuarto de las figuras de autoridad, ni mucho menos
el de sus hermanos, su puerta había quedado abierta, la respuesta
quedaba frente a el, aquel movimiento le había sacado un buen susto
y casi le hacia brincar en pánico hacia el escondite mas cercano,
que era la mesa del comedor.
Deprisa
termina de comer aquello que había preparado y deja los restos en la
basura, el plato lo limpia de inmediato y guarda, su tarea cumplida
vuelve de regreso a su guarida pero no antes de ser distraído por un
reflejo en la esquina de su ojo que termina por ser su reflejo en un
espejo pequeño que cuelga de la pared cerca de su cuarto, lo que no
se explica es por que, en su mente, había visto una clase de haz de
luz proveniente del mismo. Al acercarse no vio nada especial mas que
su propio reflejo el cual era iluminado levemente por la luz de una
lampara de calle pero no entendía por que sentía cierta morbosidad
en aquel pequeño reflejo de si mismo, no tenia nada especial, era
solo el, al menos de pecho para arriba, se veía cansado por largas
sesiones nocturnas frente a la computadora con ojeras espantosas que
le hacían ver como mapache, su rostro decayendo lentamente, la
mirada algo perdida, cabello regado, corto.
Nuevamente
apareció el haz de luz en el espejo y un vistazo rápido alrededor
no revelo nada que pudiera producirlo, seguía siendo solo el, la
sala, la poca luz que provenía de la ventana y la oscuridad. Un
ultimo vistazo al espejo revelo un cambio en su figura, se veía un
poco alargada, su cabeza parecía una clase de cono cilíndrico al
igual que su mentón, los ojos se habían alargado un poco pero
todavía eran notablemente humanos y la nariz parecía un poco
aguileña. La curiosa transformación atrapo la curiosidad de la
figura y se acerco para mirar con mayor claridad algo que se venia
manifestando en el espejo, una especie de efecto que le era visible a
estas horas de la noche.
Mas
cerca noto que ahora su figura era un poco mas alargada, la cabeza se
había vuelto casi un cilindro, el mentón estaba algo caído, la
boca estaba enorme, con labios gruesos cinco veces del tamaño
original, una nariz que se había vuelto un pico, los ojos extendidos
hacia todos lados pero a la vez formando una clase de cuadrado con
puntas redondas, el cabello, ahora que lo notaba, parecía no estar
presente en su cabeza, una pasada de mano por el tope comprobó que
todavía existía en este reino pero no en el opuesto, la mano, de
paso, apareció como una extensión gigantesca que cubría casi toda
la extensión del espejo.
Paso a
paso se acercaba mas al espejo y cuando lo hacia cada vez se volvía
mas y mas deforme su reflejo, al principio fue una morbosa curiosidad
lo que le atrajo, después el gusto por ver lo que se reflejaba, la
imagen atemorizarte que veía le impactaba y le hacia pedir mas,
después el simple morbo de seguir avanzando hacia esta para ver que
mas podía hacer, al final ya no sabia por que lo hacia pero su
avance era continuo y sin detenerse. Al final se encontraba casi
sobre el espejo cuando vio nuevamente el haz de luz y ahora todo lo
que era luz era oscuridad, oscuridad se volvía luz, blanco a negro y
negro a blanco, el cambio fue tan drástico que su mente se encontró
vagando en un infinito nuevo espacio en donde no podía comprender lo
que veía, las figuras eran tan radicales, deformes para nosotros o
bellas, incluso demasiado bellas, tanto que podrían volverlo a uno
loco con el tal de tratar de comprender tan solo una porción de esa
estructura, el piso no era consistente, cambiaba de pronto y se
dejaba ver y sentir de otras maneras, incluso oler, el movimiento no
era posible como lo hacemos nosotros, el se quebraba de pronto para
reformarse en otro punto del mismo plano o se deslizaba y escurría
hasta llegar a un nuevo punto geográfico, el no era el ni tampoco
sabia que era lo que estaba pasando aunque no tenia miedo, ni
felicidad, ni nada, simplemente no había sentimientos en este
momento mas que la necesidad de mantenerse en movimiento.
Lo
único que pudo comprender en aquel punto de su existencia era una
figura, que no yacía ni viva ni muerta, no pulsaba con ningún
sentimiento, no parecía estar interesada en nada ni nadie pero a la
vez mostraba curiosidad, si es que así se le podía decir, por la
presencia de una nueva figura que no correspondía a la de este
lugar. En su alucinación, por que así es como comprendía la
situación, creía escuchar palabras provenientes de aquella otra
figura que le miraba con extrañeza.
-Bienvenido,
hermano, que tu estadía aquí sea... lo que gustes hacer de ella-
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