En
aquel momento todo se congelo, las voces callaron en conjunto, las
miradas se centraron en aquella pequeña figura que parecía hervir
como una tetera, su rostro estaba rojo, cambiando a ligeros colores
de azul y morado en algunas partes visibles de su cuerpo, los ojos
estaban rojos, manchas blancas decoraban ese violento mar de furia
que podría penetrar una pared de concreto y acero, los dientes
rechinaban al punto que parecían sierras de alto poder capaces de
destrozar todo lo que se les pusiera enfrente. Cuando la figura pudo
pronunciar algunas palabras su lengua parecía como una lanza y las
palabras que provenían de aquella garganta eran tan tajantes y
agudas que no hubo un solo sobreviviente de aquella hazaña.
Y todo
por un ligero mal entendido con respecto a medidas.
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