Friday, December 7, 2012

Oscuridad


Aquel era un día normal, el sol brillaba, las ventanas de la oficina lograban refractar la mayor parte del sol y daban paso solo a lo suficiente para mantener todo el piso iluminado; la gente se mantenía ocupada viajando de aquí para acá, contestando teléfonos, tecleando en su computadora, eran pocos los que veían ocio en aquel espacio y los que lo hacían sabían como hacerlo por sus incontables años de experiencias trabajando dentro de un cubículo de dos metros por dos.

Uno de ellos se encontraba durmiendo tranquilamente en su cubículo, tenia alineada su posición de tal manera que no podrían notar que lo hacia y gracias a unas grabaciones que había hecho tenia una cubierta infalible del sonido de teclas y un protector de pantalla donde continuamente se agregaban letras a un fondo blanco, era la solución perfecta para esos días donde no quería hacer mas que descansar por aquellas brutales resacas de los días anteriores.

Fue en este proceso de ocio cuando el teléfono sonó e interrumpió la visita de morfeo, como era costumbre le ignoro y dejo que el mensaje entrara a la grabadora la cual reproducía el mensaje por el altavoz con un muy bajo sonido, todo para saber si su jefe le estaba buscando, y el producto de este fue un ligero zumbido seguido por lo que parecía ser viento. El sonido no paraba, el hombre movió ligeramente la cabeza hacia el teléfono y colgó pero el sonido continuaba, colgó nuevamente y no había cambio, desconecto el teléfono y noto que el sonido seguía proviniendo dentro del aparato en si.

Primero inspecciono el aparato, el sonido no provenía de la bocina en si sino de alguna parte de su interior, lo removió de su lugar y comenzó a agitarlo, no parecía existir nada que produjera algo como lo que escuchaba, menos cuando este ya se encontraba completamente desconectado de sus fuentes correspondientes. La curiosidad gano y comenzó a desarmarlo, pieza a pieza, tratando de no quebrar ninguna de estas, perder un tornillo y manteniendolas todas en diferentes partes de su escritorio para volver a reconstruirlo tal cual como estaba.

Una vez abierto el aparato y examinado las entrañas encontró lo que parecía ser una canica, pequeña, no mas grande de unos milímetros, era oscura totalmente y fría al tacto, cuando el hombre la tomaba esta parecía querer absorber la piel, como si fuera alguna clase de garrapata. Al principio esto fue algo bastante curioso, no sabia quien podía ser el gracioso que aplicara tal broma a el ni mucho menos quien podría tomarse el suficiente tiempo para hacerlos pero le agradaba el detalle, tanto que la dejo sobre su teclado como recuerdo y después de reconstruir el teléfono volvió a su viaje con morfeo.

Paso el tiempo, tal vez minutos y horas, no estaba seguro, pero el sonido se volvió una molestia y una corriente helada le cruzaba por el cuerpo, al abrir los ojos su reacción natural fue la de echarse hacia atrás y observar no solo sorprendido sino aterrorizado por lo que veían sus ojos. Ahí estaba aquella canica la cual había aumentado exponencialmente de tamaño cientos de veces, era aproximadamente de veinte pulgadas de longitud y continuaba creciendo mientras palpitaba y giraba sobre la mesa, devoraba todo aquello que le rodeaba.

Sin saberlo ni poder hacer mucho aquella esfera continuo su tarea de crecimiento y vio como no solo terminaba por demoler todo lo que tenia en su escritorio, su oficina, el piso y el edificio, también vivió en carne propia como aquel objeto de enormes capacidades le absorbía y convertía en polvo cósmico que se quedaba atrapado eternamente en un tiempo y espacio sin existencia donde solo reina la oscuridad y soledad.

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