-¡Niños
pongan atención!- Dijo un hombre vestido con ropa extravagante de colores azul
y naranja, hipnóticas, cautivadoras y a la vez un poco sosas y baratas. -¡Hoy
tenemos un gran evento en el teatro guiñol!-
El
hombre llevo a los niños a la famosa caja de madera que presentaba un ligero
filtro de plástico, todo para que no se notaran los hilos de los titiriteros y
se vieran un poco más reales dentro del cuadro. Una vez todos sentados el
hombre camino detrás del teatro y saco uno de los títeres, uno que apodaba…
-¡Galanazo
Guapomil aquí para conquistar corazones!- El títere tenía el pecho agigantado a
un grado cómico, su mentón era cuadrado y partido, como si fueran los glúteos de
un bebe, con su cabello tipo greaser
de los años cincuenta, demasiado gel grasiento que hacia parecer esa melena
como si fuera un charco enlodado y un bastón de dulce que le colgaba del
cuello. -¿Qué sigue?-
-Shhhhh-
El titiritero estaba buscando algo detrás del teatro guiñol mientras que su títere
parecía enredarse y dar vueltas en su
lugar mientras balbuceaba frases sin sentido.
-¡Las
ranas, las ranas, vamos por las ranas!-
-¡Calla,
no digas tonterías que vas a espantar a los niños y luego te van a tirar
piedras, acuérdate como son los pequeños monstruitos estos!- Los antes
mencionados no parecían muy impresionados por el títere aunque las niñas se veían
hipnotizadas por este títere en particular. El titiritero rio nerviosamente –No
hagan caso niños, es que este a veces se le cae la lengua-
-¿Yo
cuando entro?- Otro títere apareció en escena, este títere era una clase de antítesis
del que ya se encontraba presente, era una mujer, de facciones un poco duras y frías,
la voz era carente de sensación y de alguna manera sonaba robótica. – ¡Las mujeres
también tenemos derechos, no lo olviden niñas!-
Las
niñas comenzaron a aplaudir mientras que otras abucheaban al títere, hubo una
clase de pelea entre ellas por que unas se habían decidido que el títere guapo
era su favorito y las otras que el títere mujer era su favorito, los hombres se
veían poco interesados en ambos casos aunque algunos ya habían mencionado que
el hombre guapo parecía alguien más confiable.
-¡A
mí porque me esconden, todo esto está mal!- El titiritero pareció alarmarse
cuando salió un tercer títere en escena, este parecía tener una mano aparte que
le estaba controlando. –No le hagan caso a ese burro y zopenco, todos son unos
tontos. Yo soy el héroe de esta película y no el-
El
títere se veía viejo, acabado, de materiales de baja calidad pero quien fuera
que lo manejara tenía una voz considerablemente suave y atractiva para los
niños en general, la voz de un padre, de un abuelo, sonaba a una voz llena de
amor. El titiritero, al ver la atención que este lograba por parte de los
niños, los aplausos y la continua aprobación por su aparición, rápidamente entro
en acción para contrarrestar todos los efectos.
-¡Niños
no le hagan caso, él es malo, muy
malo, tan malo que si le hacen caso se los va a robar y los va a matar, nunca
van a ver a sus papas, ni a sus hermanos, ni a sus amiguitos, les va a quitar
todo!- El titiritero comenzó a hacer ruidos de animales, serpientes, ratas,
gatos, perros o lobos, cuanto fuera posible para crear una distracción. -¡Miren
niños, aquí mi amigo el guapo les va a hablar, anda diles algo!-
-Err…
me… este… ¿papas?- El titiritero exhalo haciendo un ruido casi gutural y
resoplo para terminar con una cara de desilusión.
-Porque…-
-¡Te
dijimos que el teatro guiñol era mala idea!- Silbaron encolerizados unas
figuras que estaban escondidas detrás de una puerta y de la cual solo se podían
apreciar sus ojos furiosos junto con narices enormes. -¡Arréglalo!-
-Solo
falta que me llueva mierda encima- Al mencionarlo este instintivamente miro
hacia arriba y observo una cantidad exagerada de pequeños pajarillos sentados
en las repisas y lámparas del techo. –Esto no es de Dios…-
-Es
muy triste la situación, sabe- Todos observaron como un cuarto títere se
acercaba, los cables de este eran visibles pero curiosamente el mismo títere,
un títere en desarreglo y con apariencia de científico loco, parecía tratar de quitárselos
de encima. –Aquí nadie quiere ser amigo de nadie, todos se pelean, vivan en paz
y vamos a jugar todos como amigos-
-¿Perdón,
quién eres?- El titiritero se veía un poco asustado al ver a un cuarto títere,
uno que hablaba de manera bastante coherente y sin buscar pelearse con nadie a
contra de cómo lo hacían los otros tres títeres que tenían los cables enredados
entre ellos y daban vueltas sobre el mismo lugar. -¿Cómo llegaste aquí, quien
te mando?-
-Lo
de menos es eso; niños recuerden una cosa- El títere viro hacia los niños, los
cuales miraban de una manera un poco confundida al títere, y junto con él una
figura que estaba completamente cubierta con una manta negra la cual,
aparentemente, manejaba al títere. –Juzguen ustedes, no se dejen llevar
simplemente por lo que dicen o hacen porque estos tres monigotes simplemente se
odian a muerte y ni les ponen atención a ustedes, cuídense por que el verano va
a estar muy caluroso y con estos tres, más todavía-
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