El
hombre pidió silencio.
Por
el pequeño tubo dejo caer café, recién preparado, con un olor
fresco y penetrante. Al momento de caer este y empezar su viaje por
la serie de extrañas tuberías y sortilegios se produjo una serie de
sonidos bastante curiosos, diferentes uno del otro, mientras mas
avanzaba el liquido mayor era la cantidad de sonidos que parecían
formar una melodía de silbidos, golpes, vapor y presión, algunos
sonidos se repetían constantemente durante todo el proceso mientras
otros lo hacían un par de veces o tal vez una durante toda su
carrera, el liquido terminaba en una rosa, no era un recipiente, no
era algo que tuviera forma de esta, simplemente comenzaba a formar a
esta con el liquido café transformándose lentamente en el tallo,
las hojas, incluso espinas, para terminar construyendo hermosos
pétalos intensamente rojos que se cerraban en una corona digna de
reyes.
El
hombre tomo la rosa lentamente, hizo una moción como si la arrancara
de la mesa oscura en donde se encontraban los aparatos y al acercarla
lo suficiente la olió y dijo:
-Es
tan diferente, sabemos que es una rosa, pero no lo es, por que su
forma no justifica ni el olor, ni el material, ni mucho menos el
color, pero no deja de ser una rosa, una rosa que me recuerda a
noches placenteras donde mi mente vaga y la cual puedo beber hasta
saciar mi sed de conocimiento, de amor, de belleza, de todo-
Tomo
un lento sorbo de aquella rosa y sonrió.
-Y
sigue caliente todavía-
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