Año 2219 del viejo calendario
terrestre. Año 160 del calendario del G.U.T.
-¡Cráneo Negro abordando la
nave, repito Cráneo Negro abordando la nave, esto no es un ejercicio
todas las manos a las estaciones de batalla!- La voz tronada con
desesperación por los intercomunicadores de la nave. La voz hizo eco
en todos los pasillos del Red Krop y comenzó la carrera hacia las
armerías de la nave.
Rommelson se hallo rápidamente
de pie fuera de su litera y corriendo a toda velocidad hacia su
armería asignada. Rommelson era Sargento encargado de la defensa de
la parte sur del segundo piso del Red Krop, que era una nave cargero
tipo atlantis que zarpaba a toda velocidad en el espacio desde
una base que se localizaba en Cydonia Mensae en Marte, recargaba en
la base espacial E-01 a mitad del trayecto y después aterrizaba en
Citadel Siete en la Tierra. Pero esta iba a ser la excepción de los
viajes del Red Krop. Un escuadrón de cazas del Cráneo Negro, un
clan temido por las fuerzas armadas de la tierra unida debido a su
ferocidad en la batalla en tierra, mar, aire o espacio, estaba
atacando al cargero y había inhabilitado ya las defensas y
destrozado los cazas H/21, pequeños cazas especiales sin tripulantes
diseñados específicamente para contra-atacar cualquier avance no
autorizado hacia su nave matriz. La nave comenzaba a vagar hacia la
deriva y quedaba bajo el cargo de su tripulación el defenderla del
inminente asedio.
Rommelson entro a la armería
donde su grupo ya se preparaba con su equipo, sus trajes grises de
batalla, trajes de fabrica sintética de una pieza, sus chalecos de
fabrica ligera que podrían resistir tal vez una o dos balas de algún
arma ligera, los cascos espaciales que se usaban en caso de
despresurización, su armamento pesado de grado comercial, no
comparable con lo que sus enemigos pudieran traer, y suficientes
balas para hundir a un destructor naval en la tierra, por que si de
algo se podían servir es que la cantidad de municiones que les
proporcionaban debían rebasar al menos diez veces la cantidad de
tripulantes de la nave. Rommelson se dirigió hacia su casillero, que
era un gigantesco ataúd hecho de acero terrestre, y puso su pulgar
en lo que parecía ser una pequeña calculadora con una pantalla
azul. Rommelson después introdujo su código y este se abrió para
revelar lo que guardaba en su interior.
Dentro se encontraban
doscientos cincuenta kilos de puro acero y fabrica ligera con la
maquinaria mas avanzada hasta la fecha, suficientes motores como para
mover a un elefante, una computadora semi-inteligente, con capacidad
de analizar y cambiar el factor de la batalla en segundos, y la
capacidad de resistir el cañonazo directo de un caza espacial. Lo
que tenia frente de el era una armadura K-18, una armadura mecanizada
K-18 creada por la corporación MEI, Mecánica Especial Incorporada,
para los oficiales de las fuerzas armadas, era de las pocas cosas que
se otorgaban fuera del ámbito militar que proponían una oportunidad
de sobrevivir a algo como esto. Rommelson tenia la suerte de que se
le asignara un modelo viejo, por llamarle así, pero aun bastante
vigente ante las situación que se aproximaba e igual de resistente
que los modelos en venta. Sin dudar se puso la armadura completa a
excepción del casco debido a que el tiempo se acortaba y se
escuchaba el sonido de tiroteos proviniendo de los pasillos.
Rommelson
miro dentro del casillero y tomo una pieza de mas de cuarenta kilos
de peso, hecha de aluminio y acero. Lo que tomo era un Fusil de
Asalto Pesado MC-29 con capacidad para un paquete de trescientas
balas y cuatro granadas de veintidós milímetros. Suficiente para
destruir una compañía de soldados normales o a un grupo de tanques
mal defendidos. Rommelson tomo el MC-29 con ambas manos y de paso
escucho los tiros de varios tipos de armas aterradoramente cerca.
-Carmion- Dijo Rommelson con
su voz firme y profunda, trono los dedos un par de veces y apunto a
la puerta -Cierra la puerta- Y sin dudarlo así lo hizo el soldado y
de paso destrozo la consola pegado a esta, si de las dos consolas una
no servia entonces la otra tampoco funcionaria, creadas así por
razones de emergencia como estas aunque ciertas veces podía
beneficiar y otras podía ser letal. Rommelson conecto un gancho que
salia de la culata del arma a su brazo derecho y después saco un
paquete de trescientas balas del casillero y lo cargo en el arma.
Después de hacerlo jalo su brazo derecho haciendo que el arma
escupiera la cubierta metálica del paquete y cargara la primera bala
en la antecámara. Se escucho silencio por un segundo y Rommelson
hizo una seña con su mano izquierda para que guardaran silencio.
Detrás de la puerta se
escucho el sonido de un soplete atómico, aquello no era un juguete
con el cual se debiera jugar ya que hasta el titanio se deshacía en
segundos ante tal fuerza. La llama morada que provino del exterior
corto rápidamente por la puerta pero antes de que esta terminara de
cortar a través de la puerta Rommelson abrió fuego contra esta e
hizo unos agujeros gigantescos. De nuevo el silencio.
Rommelson apunto a dos de sus
hombres y después a la puerta. Los soldados avanzaron lentamente
hacia la puerta y tumbaron la porción cortada que creo una salida
inmediata. En el pasillo yacían al menos unos seis cuerpos que
habían pintados las aburridas y monótonas paredes gris metálico de
un rojo patriótico. Rommelson detuvo a sus hombres y salio primero
para examinar la situación. A su derecha quedaba un hombre aun vivo
y sin heridas aparentes. Este le miro con miedo mientras trataba de
no dejar caer su sub-ametralladora Machiavelli A1, modelo militar de
bajo poder, de la Corporación Visión Competitiva y hablo
lentamente.
-Que clase de... monstruo es
usted- Dijo con voz temblorosa. Rommelson le miro con indiferencia y
apunto su rifle al hombre mientras le quitaba su arma.
-Yo no soy el monstruo aquí.
Yo no ataque naves sin provocación. Yo no acabe con la vida de
varios hombres inocentes, con familia, padres, madres, hermanos y
hermanas, hijos e hijas, no sabe la tristeza que causara cuando todos
ellos lleguen de vuelta en cajas. Yo no mato para satisfacer mis
placeres carnales, ni tengo un sentido de revolución tan enfermizo
como el suyo, yo sirvo a la humanidad por que es mi deber. Todos los
ladrones y asesinos deberían ser colgados, empezando con ustedes-
Rommelson puso el cañón del rifle en la frente del hombre y
continuo -Elegiste el lado equivocado de la pelea-
-Por favor... no- Dijo el
hombre mientras se encogía de hombros y cerraba los ojos a la vez
mirando hacia cualquier otro lado que no fuera el de aquella
terrorífica figura.
-Haz dicho
la palabra mágica- Rommelson no dudo ni un segundo, jalo el gatillo
y decoro otra porción del pasillo y su armadura con rojo carmesí y
fragmentos de masa cerebral, fragmentos mucho mas pequeños del
cráneo volando por todos lados, el cuerpo quedando contra la pared,
su arma acostada suavemente sobre del el con un ojo siempre
vigilante, un ojo que colgaba del lado izquierdo del cráneo y se
balanceaba de un lado a otro. El otro ojo se había salido de su
órbita y quedo a los pies de Rommelson, este lo miro con asco y le
aplasto como si fuera un insecto. -En acción gente, tenemos
prioridades y una nave que salvar- La cuadrilla de Rommelson le
siguió por los pasillos del Red Krop y en varias ocasiones se
encontraron con hombres enemigos y aliados, le mostró toda su
hermandad a aquellos hombres que peleaban como podían y todo su odio
a aquellos que simplemente se escondían, a estos los uso en las
lineas como carne de cañón, como lección para aquellos que
decidieran evitar su destino en aquel lugar que probablemente seria
su tumba. A sus enemigos no les mostró ni un gramo de piedad, -Son
como una jauría de lobos, hambrientos, salvajes, feroces en la
batalla y bien reunidos, pero una vez que cortan al líder se
encuentran sin orden y en pánico, no les teman que son menos que
hombres, son menos que las nobles bestias de la tierra, son idiotas
que se dejan llevar por la marea y sus sentidos mas salvajes,
¡muéstrenle quienes son los superiores!- y con estas palabras
Rommelson puso el ejemplo en claro, no le tenia ni tendría piedad a
sus enemigos. Muerte a todo aquello que no perteneciera a la tierra
unida y no portara su gris emblemático. Muerte a todos los traidores
que dejaron a la humanidad. Muerte a aquellos que no desearan ayudar
a la humanidad a progresar y crear un mejor futuro. Muerte al Cráneo
Negro. Ese era su mandato en aquel momento.
Al fin habían progresado por
toda la zona sur y habían exterminado a una gran cantidad de
enemigos pero estos seguían apareciendo como una infestacion de
cucarachas. Rommelson y su cuadrilla se movilizaron hacia el puente
principal, donde todas las fuerzas aliadas restantes se habían
reunido para planear el siguiente movimiento.
Encargado estaba el Capitán
Maestre Deimos Alicante del Red Krop y su tripulación. Estaba
discutiendo las posibilidades de un escape hacia las bahías
principales de la nave, donde quedaban suficientes transportes para
un escape veloz, pero tenían un problema. La mayoría de la
tripulación. no sabia combate armado y de los que sabia al menos un
cuarenta por ciento estaba herido con un diez por ciento herido de
gravedad e incapaz de seguir luchando. Era una cuestión de vida o
muerte.
-Bien... podemos pasar por la
sección A del primero piso y después pasamos por estos pasillos en
grupos pequeños hasta la sección C y de ahí directo a la bahía
principal- Dijo Deimos, acomodado sobre una mesa donde un reflejo
tridimensional daba una impresión del estatus actual de la nave y de
todo lo que le habitara, puntos rojos invadían la mayoría de la
nave, Cráneo Negro, y algunos sectores estaban en amarillo, lo cual
significaba que estos se estaban despresurizando rápidamente
mientras que otros, de color negro, habían sido sellados
automáticamente por los sistemas de la nave para prevenir un
eventual colapso de la estructura. Rommelson se reporto a la mesa de
oficiales, donde Deimos y al menos otros siete oficiales discutían
la situación; desengancho el arma de su armadura y la dejo caer en
el centro de la mesa, cortando la imagen de la nave.
-Necesitamos mas municiones-
Dijo Rommelson. Deimos le miro con asombro y respondió.
-Me alegra que siga con
nosotros Sargento, no podría esperar menos de usted, pero lo que
necesitamos es salir de aquí y de inmediato. Tenemos, hombres
heridos de gravedad y no pienso perderles, no pienso perder a nadie
mas en esta locura- Respondió Deimos. Rommelson no hizo ni un solo
gesto y dijo. -Somos quinientos hombres en esta nave. Ciento veinte
saben combate armado. La mitad esta herida y aproximadamente veinte
ya no pueden luchar. No hay pretexto para no lograr una victoria
sobre el Cráneo Negro- Deimos parpadeo y se quedo con la boca
abierta por unos segundos mientras miraba el mapa y el MC-29.
-Rommelson,
el cargamento puede perderse, es lo de menos. Lo que necesitamos es
salvar la vida de los ingenieros y soldados. Los necesitamos a ellos,
en especial a ellos- Deimos saco un cigarrillo hecho a mano con un
pequeño cráneo negro impreso en la colilla y estuvo a punto de
encenderlo pero Rommelson se lo quito de las manos y lo aplasto.
-No es el cargamento sino la
nave y la tierra. No podemos dejar que se lleven algo que tomo años
construir. Ademas, es un símbolo de la tierra. Los salvajes no
tienen esta clase de naves y no se les puede permitir este
privilegio, usted lo sabe y lo sabe mejor que nadie, sus directivas
la dicen que debe usar toda la fuerza disponible para defender la
nave y al menos que la situación lo demande debe mandar la nave a
auto-destrucción para evitarles el gusto a estos bastardos de
usarla. La situación no lo amerita, lo que amerita es mas municiones
y hombres dispuestos, con fuego en el corazón y en el alma para
defender la gran unión- Dijo Rommelson. Deimos apretó ambos puños
con fuerza e hizo una seña para que Rommelson le siguiera a un lugar
apartado de los hombres. Deimos hablo en voz baja.
-Escuchame maldita cosa, no se
que te propongas pero no voy a perder la vida de mis hombres aquí.
Preferiría dejar que cien naves cayeran en manos del Cráneo Negro a
dejar que tan solo uno de estos hombres cayera en sus manos. Son la
mejor tripulación. que un Capitán podría pedir, carajo no voy a
dejar que tus estúpidos directivos ni los míos o tu maldita
división se interponga- Dijo y pico el pecho, la armadura, de
Rommelson con su dedo indice derecho. Rommelson no decía ni hacia
nada solo le miraba fijamente.
-El primer protocolo de las
fuerzas armadas me obliga a poner fuera de peligro a cualquier fuerza
aliada sea local o extranjera... segundo protocolo instituye que debo
salvar cualquier objeto perteneciente al gobierno unido mientras que
no perjudique o impida el primer protocolo... el tercer protocolo me
obliga a quedarme en una zona de guerra a proteger fuerzas aliadas
mientras que no interfiera o perjudique los protocolos antes
mencionados... el cuarto protocolo dice que debo ponerme fuera de
peligro lo antes posible pero sin antes haber hecho los últimos tres
protocolos y sin tratar de interferir con estos... mi programación
es compleja y paradójica pero se lo que debo hacer... debo salvarlos
a ustedes y después a la nave... soy la ultima prioridad en mi lista
de protocolos...- Dijo Rommelson con voz casi monótona lo cual llamo
la atención de varios de los soldados cercanos a el. Deimos miro con
sorpresa a Rommelson y se sintió casi forzado a darle un golpe en el
rostro.
-¡Cállese! ¡No hable de eso
frente a las tropas, este no es el momento ni el lugar para hablar de
esto!- Dijo Deimos y continuo -¡Esto es lo ultimo que necesito en
este momento!-
-Séptimo protocolo de
seguridad interna universal, no debo revelar mi identidad a nadie que
no sea un oficial con rango mínimo de Capitán y si no existe un
rango de ese nivel entonces reportarme al oficial con el mayor rango
en la unidad- Respondió Rommelson. Deimos asintió y puso su cabeza
contra el pecho de Rommelson. -El evento actual me indica que usted
esta pasando por una situación de estrés que le impide tomar las
acciones indicadas, si ese es el caso entonces debo reportarme con el
siguiente oficial en cargo que es el Teniente de Vuelo-
-Así es
pedazo de porquería, haz lo que quieras... prioridades y protocolos
es todo lo que sabes y sabrás hacer- Respondió Deimos, Rommelson
continuo.
-Sabe bien que no tengo
sentimientos ni nunca los tendré... por eso soy una maquina para
matar, un numero en los bancos de memoria de mi división y el
ejercito de la tierra. En cuanto muera mi numero desaparecerá y
aparecerá un nuevo Espectro para tomar mi lugar en mi antigua
capsula- Dijo Rommelson y continuo. -El Teniente Rumova sera el que
me de las ordenes de ahora en adelante-
-El teniente no debe cargar
con esto, mi nave sigue siendo mi responsabilidad y debo continuar mi
tarea y mi trabajo. Rommelson, cuatro años protegiste esta nave y
ahora... ¿te das por vencido, es eso lo que entiendo?- Pregunto
Deimos.
-Sabe bien que no puedo violar
las leyes que me puso la división en mi chip de memoria... ademas no
quiero ver que mueran todos mis amigos- Dijo Rommelson. Deimos sintió
un jalón al escuchar eso y observo a Rommelson sorprendido.
-¿Escuche bien lo que
dijiste?- Pregunto impresionado.
-Eso es correcto Capitán. A
pesar de que no debo relacionarme con la tripulación., ni puedo, eso
tuvo que pasar tarde o temprano... no quiero que nadie muera ni---
Rommelson se sintió extraño por un segundo e hizo una expresión de
tristeza. -No quiero que sus familias, sus esposas, sus hijos, sus
padres, sientan el peso tan horrible de sus muertes, yo jamas podría
vivir con eso-
-Algo debe estar mal con tu
chip... esas cosas no deberías decirlas, mucho menos pensarlas- Dijo
Deimos y miro como Rommelson parecía confundido.
-Lo se pero creo que no puedo
negarlo... puedo ser una maquina pero sigo siendo humano- Deimos
pensó por un segundo y ordeno que Rommelson le siguiera a la mesa de
oficiales y hablo en voz alta.
-Su atención por favor. Gente
por favor requiero de su atención- La tripulación presto toda su
atención a Deimos y este continuo. -Necesito informarles de algo muy
importante... algo relacionado con el Sargento Rommelson el cual
conocen ya muy bien- Rommelson sabia a donde se dirigía la situación
y dijo.
-No lo haga Capitán. Esta
violando protocolos de la división, el ejercito y el gobierno. Su
rango esta en juego- Dijo Rommelson.
-El Sargento... es... el...- A
Deimos parecía acabarsele el aliento y las ideas. No sabia que o
como debía describir la situación actual. Una chispa de inspiración
surgió de pronto y le dio una idea preliminar de como decirlo.
-¿Alguien sabe o ha escuchado de los espectros, el programa o algo
relacionado a esto, los super soldados de la unión?- Los soldados se
vieron confundidos al igual que la mayoría de los oficiales pero
algunos levantaron la mano. Deimos apunto a uno de los soldados y le
ordeno que hablara.
-Un Espectro es una especia de
fantasma...- Dijo el soldado. Deimos estuvo a punto de decir algo
pero el soldado continuo. -También es un rumor de que existe una
división en el ejercito llamada División Espectro que usa una clase
de maquinas para la batalla, super soldados, parte maquina y parte
hombre...- Deimos bajo la cabeza y asintió.
-Una clase... de maquinas para
la batalla... ¿algo así como el Sargento aquí presente no es así?-
Hubo una confusa respuesta de risas, murmullos y expresiones de
sorpresa por parte de todos. -¿Y si fuera real?- Todo quedo en
silencio por unos segundos.
-¿Es una broma cierto?
Capitán, es imposible que tal cosa exista... una maquina humana-
Respondió el Teniente de Vuelo. Deimos le ordeno a Rommelson que se
quitara uno de sus guantes.
-¿Sera?- Deimos saco su
cuchillo de combate y atravesó la mano de Rommelson sin que este
hiciera un gesto.
-Necesito esa mano para luchar
señor- Dijo Rommelson sin siquiera remover el cuchillo. Hubo algunas
risas, nerviosas todas, pero nada mas después que el silencio total.
-Parece broma. Algo enfermo
pero es real... Rommelson, como ustedes lo han conocido durante
cuatro años, su nombre real, o mejor dicho numeración, es 4018. El
es un Espectro clase Alfa usado para misiones de Asesinato e
Infiltración. 4018 es una unidad asignada especialmente al Red Krop
debido a su importancia comercial y militar, aunque la segunda no es
algo que debe importarles ni deberían conocer. Puede parecer una
locura para algunos y para otros puede ser de lo mas lógico- Deimos
saco su cuchillo de la mano de Rommelson y lo guardo. -Es su decisión
si lo aceptan o prefieren seguir viviendo en las sombras que les da
el gobierno y el ejercito- El puente seguía en silencio y parecía
que seguiría así de no ser por una explosión que provenía del sur
del pasillo que conectaba al puente directamente con la zona de
elevadores y vivienda.
-Rommelson... ¿Cuantas armas
y municiones quieres?- Pregunto Deimos. Rommelson se puso de vuelta
su guante mientras pensaba.
-Déjenme dos rifles de
asalto, dos sub-ametralladoras, una ametralladora pesada y quinientas
rondas para cada arma- Dijo Rommelson. Sin dudarlo los soldados le
dieron lo que pedía. Algunos le deseaban buena suerte y otros le
daban un apretón de mano. Uno de los oficiales le miro fijamente y
le dio su pistola.
-Usala sabiamente Rommelson.
Esta Colt a estado en mi familia por generaciones, desde los tiempos
anteriores a las grandes guerras o la llegada al espacio, que te sea
de gran utilidad como lo ha sido para todos los que la han usado-
Dijo el oficial y Rommelson la tomo con gusto.
-La cuidare bien... también
te la devolveré como me la diste- Rommelson sonaba optimista pero
sabia que del puente no iba a salir con vida ni aunque los poderes
mas altos se presentaran para defenderle.
-¿Listo Rommelson?- Pregunto
Deimos. Rommelson tomo un par de sub-ametralladores de Mecánica
Especial Incorporada Mk IV y puso ambas armas en modo automático.
-Salgan de aquí. Les seguiré
en cuanto acabe- Deimos asintió e hizo algunas muecas, este apunto a
la salida de emergencia y los últimos soldados y oficiales en el
puente salieron rápidamente,, Deimos siendo el ultimo, y corrieron
por el pasillo secreto a toda velocidad. Deimos se quedo unos
segundos mirando a Rommelson esperando pacientemente a que la puerta
principal del puente cayera.
-Rommelson...- Deimos no supo
que decirle en ese preciso momento, el silencio fue abrumador y
cortaba su inspiración.
-Sal de aquí Deimos, yo me
encargo de ellos- Deimos se sintió cálido por dentro, aquella fue
como la voz de un padre que cuida y vela por sus hijos ante la
adversidad. Cayo después en el que Rommelson jamas le había llamado
por su primer nombre desde que lo había conocido.
-Gracias Henrich. Me siento
orgulloso de haberte conocido... de conocerte, tengo fe en que
regresaras con nosotros-
-Alae iacta est-
-La
suerte esta lanzada... tu no crees en eso-
-No,
pero pienso que mi destino ya esta escrito por lo que es mejor
aceptarlo de una vez-
Deimos corrió por el pasillo
a toda velocidad y llego con su tripulación. Deimos escucho como
algo pesado golpeo el suelo y después una infinidad de tiros
proviniendo desde el puente. Deimos pudo escuchar las armas de
Rommelson aun disparando y sintió esperanzas. La tripulación.
corrió hacia la bahía principal y tomo las naves de transporte
espacial. Los motores comenzaron a cobrar vida y la tripulación.
Comenzó a desaparecer en los estómagos de las bestias metálicas.
Antes de que se dieran cuenta ya todos estaban a salvo y a varios
cientos de kilómetros del Red Krop.
-A salvo...- Deimos estaba
pensando como le informaría al gobierno la perdida de la nave y de
Rommelson pero no quería pensar en lo ultimo. Tenia esperanzas de
que saldría vivo.
-Señor masa critica en el Red
Krop- Dijo un ingeniero examinando una pantalla. Deimos se acerco a
la pantalla y la observo. El Red Krop se veía rojo como carbón
ardiendo, eso solo podía significar que los reactores se habían
quedado sin acceso a enfriante o alguien se había encargado de
mandar la nave a modo de auto-destrucción.
-Informe a todas las naves-
Dijo Deimos por el comunicador. -Red Krop llegando a masa critica.
Prepárense para el impacto, repito, el Red Krop esta por llegar a
masa critica, explosión y deshechos, tomen sus precauciones- De
pronto y sin dar aviso alguno el Red Krop comenzó a desvanecerse,
fueron unos cinco segundos lo que le tomo desaparecer permanentemente
de la vista y los radares.
-¿Que fue
eso, que acaba de pasar?- La comunicación entre las naves era veloz
y feroz, nadie sabia que es lo que había pasado en aquel momento, el
Capitán estaba atónito todavía, incrédulo ante lo que acababa de
pasar. -¿Alguien vio alguna nave de escape?-
Pregunto
Deimos por el comunicador pero no tuvo éxito, solo obtenía mas
preguntas con respecto a lo que había pasado y algunas teorías de
los tripulantes.
-Maldita sea...- La nave de
Deimos, junto con el resto de la flota de emergencia, continuaba a
toda velocidad hacia la estación E-01 que quedaba a días de
distancia todavía, su única suerte era que se les recogiera antes
de que alguno de los sistemas comenzara a fallar o se acabara el
oxigeno.