La
tarde de los Violinistas Azules
En aquella tarde
viajaban seis violinistas azules, no por tristeza sino por destreza, con sus
hermosos violines en estuche y con tambores al lado. La gente les miraba curiosa
por saber porque seis violinistas azules viajaban por aquellos rumbos y no fue
tanto el tiempo gastado en esperar para escuchar el gran concierto de
violinistas a unisonó, donde las monedas volaban a sus pies y las notas
cruzaban el cielo a millares cada vez que los dedos se movían con suavidad. La emoción
fue tan grande que los transeúntes quedaron impactados y algunos hasta
desmayados por tan increíble espectáculo donde entre gritos y llantos se reciben
los violinistas que también les llaman Secretarias en Chicago donde por razones
desgraciadas están en muy alta demanda y casi no se les ve por estos rumbos.
Los violinistas azules se van felizmente sin tomar una sola moneda y dejando su
pintura musical profunda de seis escalas en el corazón de todos por siempre y
para siempre.
Por: Vicente Manuel Muñoz Milchorena
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