¡ALARMA!
En
aquel poblado Chiapaneco un hombre, un cacique, había conseguido un auto de la
Ciudad de México a un precio razonable para regalárselo a su hija en su próximo
cumpleaños. Lamentablemente las cosas no habían salido como él esperaba durante
las festividades.
-El
borrego esta bonito- Dijo el Padre, haciendo referencia al pequeño Volkswagen 1963 el cual estaba oxidado,
descolorido y mal cuidado, sin una calavera ni cajuela.
-No
me gusta, esta horrible- Respondió la hija en cólera haciendo berrinche en la
tierra como su fuera una niña pequeña cuando esta ya cumplía los 18.
-¡Que
ingrata eres! ¿Sabes cuánto costó?- La hija continuo con su rabieta y se negó a
responderle. –Pobre de ti si no lo aceptas, malagradecida-
-Yo
no voy a andar en esa cosa para que me hagan burla. Yo tengo un sueño en mi
alma y es tener un Mustang rosado
como los que usan la California Girls-
Dijo entre llantos mientras que a su padre continuaba hirviéndole la sangre
cada vez más y más.
-Niña,
difícilmente tenemos para comer y tú te quejas por qué no se te llenan tus
caprichos. Señor…- El Padre fue en busca de un buen tequila y le dio un trago,
otro más, cada uno menos amargo que el otro, cada paso lo llevaba más cerca al
olvido, otro, otro más, otro, ya perdía la cuenta, no recordaba su nombre, ni
sus penas, ni el hambre que tuvo que pasar para conseguirle aquel monstruo de acero
que su hija le negaba. –Como puedo vivir
así, no tiene sentido-
El
hombre busco eufórico a la niña de sus ojos con machete en mano, tal cual cacique,
mientras gritaba, ¡Machetazos, machetazos para mijita adorada!
La
joven escandalizada, aun en su berrinche pero ya en su cuarto por ordenes de su
madre, salió para recibir a su Padre y al verlo poseído grito con horror
mientras recibía una santa tunda con la herramienta vuelta arma.
¡Que
Demoniaco, que inhumano, México bárbaro y bruto de vivencia diaria, cuiden a
sus niños y eviten ver llorar a Chiapas, madre nuestra desde tiempos
ancestrales!
Por: Vicente Manuel Muñoz Milchorena
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