Todo
era paz y tranquilidad para el Tigre Azcarraga, el sol brillaba, el
día fluía y el dinero también, Televisa funcionaba como la
maquinaria extraña que es.
Todo
esta bien hasta que se escucha un grito y el Tigre cae al suelo,
muerto, con una cara de terror que no podía con ella, desfigurada completamente por la impresión de lo que había visto.
Al otro lado de la mansión, enfrente, en una esquina se encontraba una tele
tirada en la basura, quebrada y olvidada.
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