-Disculpe
pero...- El caballero observaba sus alrededores con cigarro y botella
en mano cuando se le había acercado aquel personaje corto y cómico,
no podía escucharle, le quería decir algo que parecía ser de suma
importancia pero el sonido de aquella rocola a todo volumen le
impedía discernir las palabras.
-¿Que?-
-Que
no puede...- Nuevamente se cortaba, sus oídos no eran buenos y menos
en lugares así.
-¡Que!-
-¡Que
no puede...!- El caballero se harto, sostuvo su cigarro con sus
labios mientras le daba dos jalones y con la derecha sacaba su
revolver, apuntaba y explotaba el cerebro de la consola, parando en
seco el ruido y generando un estremecedor eco en aquel sótano que
había sido transformado en un bar.
-Ahora
si, ¿que me quería decir?- Pregunto el caballero con revolver aun
en mano, humeante, apuntando hacia el techo.
-Que
no puede fumar aquí...- Dijo el hombre, perdiendo ritmo y tono con
cada palabra hasta quedar en silencio.
-Ah
mierda, creo que ahora si me quede sordo-
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