Voy
caminando por ahí, la calle esta vaciá, pocos carros, estacionados,
nadie mas que yo cruzando a pie, tramos de la calle que fueron
parcialmente reparados y quedan aun abiertos, el gobierno dejando de
lado la importancia de su trabajo y dándole crédito a sus
dependencias por un buen trabajo.
Mas
adelante me topo con una de las partes donde la calle esta
parcialmente reparada y para mi sorpresa hay un gato descansando,
cubriéndose con un lado de la calle que no esta terminada, parece
estar muy cómodo en su cama de tierra.
Es
un precioso gato blanco, con cola de rayas y la cabeza manchada, se
ve plácido descansando en aquel rincón, casi no lo veo al pasar ya
que un carro le cubría pero me llamo su atención por encontrarse
tan silencioso y no alarmarse con mi presencia.
El
gato estaba muerto.
Dos
cosas vinieron a mi mente en cuanto lo vi:
Uno,
un temblor que me sacudió ligeramente y una sensación fría junto
con ella, lo que veía ante mis ojos era ligeramente aterrador y me
molestaba.
Dos,
recordé un libro que termine de leer ayer, un compendio, llamado
Bola de Sebo en honor a la
historia epónima de Guy de Maupassant que contiene tres
historias breves y en ella viene una nombrada Un loco
en donde se encuentra un manuscrito por parte de un hombre que se
encarga de impartir la ley y quien de pronto se ha obsesionado con
matar y ver sangre, llegando al punto de matar a alguien para ver la
sangre correr.
La razón por la cual pienso en esto es, ¿habrá sentido
satisfacción aquel que lo mato, lo habrá hecho por gusto o por
error, quien fue, que paso exactamente, cuando paso?
Preguntas que tal vez no podre contestar, eso lo dejare para que se
hunda en la eternidad de los anales de la historia de la cual nos
acusan de manipular continuamente a los Historiadores.
Pasando
ahora al evento, después de despabilarme un poco y tomar una foto
del dicho gato y del cual no le pude tomar una mas cercana ya que me
sentí un poco asqueado tan solo por acercarme a el, la descripción
mas a detalle de este mismo es tan apegada a la realidad como la
puedo hacer.
Su
boca abierta ligeramente, no muestras seña de dolor, mas bien parece
como si estuviera respirando o apunto de tomar un bocado, la lengua
esta en lugar, es pequeña y rosada, sus ojos se están tornando
blancos, nublados, fijos en algo que no podía alcanzar a comprender,
no estaba seguro si su rostro era de horror o agonía, tal vez pudo
ver venir el terror frente de el cualquiera que fuera este, su
estomago se veía ligeramente hinchado y posiblemente, y si nadie lo
mueve de ahí, continué inflándose hasta liberar su fétido
contenido, explotando incluso, no se mira ninguna clase de contusión
o daño externo, al menos no a primera vista, ni aparece nada fuera
de lugar, por lo tanto me gustaría asumir que no fue un carro pero
nada puedo comprobar si no me acerco a investigar al gato mas a
fondo, no, no voy a tocar al gato ni lo haré, así se quedara;
alrededor de el se suman algunas hormigas que ya ansiosa mente
navegan por su cuerpo, remueven algo de tierra de su cuerpo, la cual
posiblemente cayera sobre el cuerpo cuando lo descartaron ahí, de su
boca, de su cabeza, de su cola, no falta mucho para que llegue otro
tipo de insecto y comience su labor con el para las necesidades de
sus queridos conciudadanos comunales. Algunas hormigas están
entrando ya por la boca, no investigue mas a fondo ese detalle.
Yo,
yo lo encuentro ligeramente aterrador... es un miedo del que habla
Edgar Herzog en su libro de Psyche and Death: Death-Demons in
Folklore, Myths and Modern Dreams,
menciona que en la antigüedad, en los grupos de cazadores
recolectores y todavía en la actualidad en algunas tribu consideran
la muerte como algo aterrador, lo ven como algo lejano y profano,
aquel legado que queda atrás de lo que alguna vez fue, su mortandad
nos queda impresa en el mundo en lo único que se puede quedar atrás,
su cuerpo, todo lo demás que este en el mundo físico siendo
extensiones banales del ser y teniendo no mas propósito que la
satisfacción personal.
¡Que terrible es esto, el ver aquel cuerpo sin vida de algo que fue
y que ya no es mas, el volverse uno consciente de su propia
mortalidad y finitud!
¿Sera
por esto que Heidegger decía que el ser se vuelve consciente de si
mismo una vez que comprende su misma finitud, que al entender, con
temor o con pavor, lo que viene hacia nosotros es entonces cuando nos
volvemos consciente del todo y comenzamos a ser?
No
creo en esto específicamente aunque si creo en que el hecho de
comprender que existe una finitud activa cierto engranaje local que
es propio de cada quien, algunos lo aborrecen, otros lo adoran, la
porción restante se encuentra indiferente. ¿Yo? Yo lo veo como un
fin común, lo único, como se ha dicho muchas veces, que es seguro
en la vida es que debemos morir, y nacer, pero todo lo demás que
queda en la vida es un juego de elecciones individuales inspiradas
por una colectividad mayor, es decir, nuestras decisiones no son cien
por ciento propias de nosotros mas que de todos los que nos rodean y
no hemos de culpar a los demás por la funcionalidad o fuerza de
nuestras acciones.
Esto me conlleva a pensar en algo que mencionaba Jean-Paul Sartre,
los otros son el infierno. ¿Los otros son el infierno, realmente lo
son, no existirá un prejuicio ahí?
Si bien los otros pueden ser un infierno, un impedimento, la horma de
nuestro zapato, pero... ¿que somos nosotros si no el infierno de los
demás, y, principalmente y lo mas esencial, nuestro propio infierno?
Cuando hablamos de los otros muchas veces juzgamos, cuando
consideramos y cuestionamos, cuando nos enojamos y alegramos, rara
vez lo hacemos por una acción individual que no conllevara ya una
cadena de acciones con anterioridad, no podemos reírnos si no
sabemos como hacerlo, si no hemos encontrado algo que nos haga reír
y tampoco podemos enojarnos si no hemos encontrado razón alguna de
hacerlo, si es entonces esto cierto debemos entender que las razones
de que un infierno exista o no es por cuestión propia, los demás,
sean como sean, son un reflejo de lo que uno es, otra faceta mas, de
once se forma uno, es decir, de todas las facetas que presenta el ser
solo presentamos una a la vez y los demás presentaran la que en su
debido momento convenga pero no todas a la vez.
¿Que quiero decir?
Cada quien hace lo que cree mas conveniente para si mismo pero a la
vez se siente hastiado, aburrido, enojado y en peligro, ¡se siente
en peligro, una notoriedad curiosa cuando nadie esta haciendo algo
específicamente hacia su persona!
¿Por
que en peligro, que ha sucedido, por que siente que algo malo le esta
pasando, acaso cree que algún ente trabaja en su contra y no es su
mismo ser lo que conspira contra si mismo, su mente principalmente y
después lo que lo rodea, no sera acaso que todos los males que
acechan al ser son productos individuales que se reflejan hacia el
exterior, complejos o problemas existenciales que no podemos
solucionar con nuestro contrato personal y debemos atribuírselos a
otros, como el vecino, la policía, el gobierno, los estupefacientes
ilegales, etc.?
¡Que complicado es el ser!
Mas
aun por que siempre quiere encontrarse en el lado positivo de las
cosas, algo que me causa curiosidad eterna es cuando se habla de ser
positivo siempre o de tener
buena vibra y alejarse de la gente con mala vibra o mal vibrosa,
pero de que hablan, por que habrían de querer alejarse de aquello
que los ha creado, de la dualidad que somos, por que habríamos de
quedarnos meramente con una parte de la visión general de las cosas,
de la cosmogonía, cuando lo demás es igual de importante y es lo
que hace tan deliciosa y exquisita la vida, el entender que de un
lado existe orden y del otro caos, o si lo queremos ver de una manera
coloquialmente del bien y el mal, es esencial para la vida, no
podemos mantenernos eternamente positivos si no conocemos la maldad y
viceversa, no podemos ser malvados si no conocemos la bondad, de
igual manera no podemos tener orden sin caos o caos sin orden, aunque
puede que exista un caos ordenado y un orden en el
caos, por lo tanto la
dualidad no puede dejar de existir o se colapsaría el ser y lo que
lo rodea.
¿Un ejemplo? La naturaleza, es una clase de caos en orden que
nosotros hemos venido a interrumpir, al menos yo lo considero un caos
ya que existen diferentes tipos de flora y fauna por doquier y no se
molestan en ser clasificados, ni les interesa saber si del otro lado
del mundo sus hermanos evolucionaron de diferente manera, no, al
contrario, ellos son conscientes de su micro-verso y solo eso por que
es su único interés, no quieren mas por que no tienen necesidades
como las que nosotros manifestamos, que son necesidades inventadas de
las cuales no requerimos nada mas que la ilusión de realmente
quererlas.
¿Y que hay del gato muerto?
Bueno,
el gato muerto se quedara ahí donde quiera que este y posiblemente
termine por pudrirse y apestar, como es el orden natural, hasta que
alguien pase y se lo lleve, que sea mas valiente que yo en ese
sentido por que realmente no me atrevo a mover a aquel gato ni con la
bota por un sentimiento de pavor que me invade, el sentimiento de ver
aquel capullo vació en donde alguna vez la vida puso una chispa.
Peor aun seria para mi ver que el animal recobrara vida y me atacara,
mi mas grande temor al ver aquel cuerpo fue ese, el de pensar que
estando muerto pudiese regresar a atacarme pero como podría
pensarlo, ¡el animal se encuentra muerto y fuera de su ser, por que
el temor a que este pudiese hacer algo que ya no es capaz!
No lo se, es un temor que late dentro de mi, el de verme contrariado,
en mi realidad, por algo que no puede pasar, el de que el gato
regrese con vida a atacarme cuando no tiene la necesidad de hacer
ninguna de las dos cosas, siendo este consciente que su fin fue y no
hay mas que regresar al ciclo otra vez y continuar.
Lo curioso de todo esto es que, no puedo ver el cuerpo del gato por
que me da terror y el ver a un animal sufriendo me rompe el alma,
como aquella vez que rescate a un perro de un lodazal después de que
fue atacado por una jauría, otra parte del orden natural de las
cosas. Lo que si puedo ver y no me molesta son los cuerpos humanos,
he visto al menos diez en mi vida, no en una morgue y no en un
funeral, diez cuerpos, en diferentes circunstancias, algunos
atropellados, otros destrozados por alguna clase de impacto o por
balas, uno mas destajado por completo, como si le hubieran pasado
enormes aspas para cortar carne, uno mas empaquetado en plástico
como si lo fueran a preparar en un horno, todos esos cuerpos los he
visto, he visto las expresiones de los rostros, los ojos, la manera
como murieron, no me da terror, lo veo como algo normal, que es
aceptable en el orden de las cosas y no veo razón para llorar, tal
vez por que estén mejor que nosotros, tal vez por que es, como dije,
un orden natural, tal vez por que no lo conozco, tal vez por que soy
indiferente a la muerte, o, tal vez, por que los mexicanos somos
parte de un culto dedicado a la muerte que le debemos agradecer a
nuestros antepasados prehispánicos.
Aunque... si he de ser sincero, me da mas miedo ver la mirada vaciá
de un muerto en una persona viva, y varios he conocido que tienen esa
mirada fría, vaciá, como la famosa mirada de las mil yardas que a
veces presentan los soldados después de la fatiga continua de la
refriega eterna o la que muchos obtienen después de continuos
eventos traumáticos en su vida, esa mirada me aterra, por que siento
que ellos ya no tienen alma o han quebrado el condicionamiento
social, que pueden estallar cuando se les provoque y causar daño, o
simplemente puede que me de terror por ver esa mirada muerta y asumir
que son cadáveres caminando... que terrible y horroroso.
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