Tuesday, August 14, 2012

El viaje


Esperando en la noche un grupo de gente se desesperaba ya que el ultimo transporte del día había pasado.

-Ahora que, no hay un transporte en kilómetros- Dijo uno de los alumnos el cual sonaba y se veía bastante desconcertado

-Ya vendrá uno mas- Respondió un hombre de traje, un profesor en la Universidad Autónoma de Baja California, Campus Otay, lugar donde esperaban el transporte carente.

-Esta seguro, por que a las 10 dejan de pasar- El Profesor observo su reloj por un segundo y asintió con la cabeza.

-Pasara, estoy seguro- No terminaba de decirlo cuando de la lejana curva se divisaban las luces de un transporte que se aproximaba a baja velocidad -Se los dije, ahí viene-

-¡Que buena suerte!-

El transporte tardo unos minutos en llegar y al pararse aquel armatoste se dieron cuenta que venia vació a excepción de un conductor peculiarmente bien vestido, en lo que cabe la palabra ya que la mayoría de los transportistas nunca han sido muy formales en su vestimenta. El profesor fue el primero en subir y estrecho la mano con el chófer para después acercarse y susurrarle algo en el oído.

-Claro- Respondió el conductor y dejo pasar a todo mundo, cobrándoles de manera apresurada para que se pudieran refugiar de los frígidos vientos que azotaban esporadicamente. -Todos van al centro?-

La respuesta fue unánime. El chófer cerro la puerta y continuo lentamente el trayecto, cortando camino en algunas secciones, y desviándose por completo en otras. El viaje al principio fue ameno pero lentamente el vehículo se torno caliente, demasiados cuerpos en un solo lugar fue la idea inicial pero continuaba incrementando la temperatura a pesar de tener todas las ventanas, al menos las que pudieran abrirse, abiertas por completo, llego un punto donde las chamarras estaban fuera y todos abordo se encontraban nadando en un mar de sudor y peste, el ambiente cada vez mas insoportable. De pronto comenzaron a caer uno por uno a los brazos de morfeo hasta que solo el profesor, el cual continuaba con su vestimenta habitual, sin una gota de sudor corriendole y una picara sonrisa, y el conductor, el cual se había convertido en una imagen infernal de lo que fue, un esqueleto en llamas que manejaba a toda velocidad por un camino que cada vez se iluminaba mas. El infierno se aproximaba y el silencio se hacia cada vez mas fuerte.

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