En aquella colina libre,
donde ya había pasado la parte mas pesada de la batalla, quedaban
dos hombres, uno de ellos el Capitán de un ejercito el cual había
sido decimado y su enemigo un Señor que hacia reclamo de esas
tierras por medio de la fuerza. En su lucha no se habían percatado
de que se encontraban unicamente ellos pero el desgaste físico y
mental ya no les dejaba ver mas allá, eran dos figuras salvajes que
luchaban por su supervivencia por simple inercia.
En su desesperación el
Capitán llamo a su adversario:
-¿Por que continuamos
luchando?- El Capitán jadeaba desesperadamente mientras que el sudor
le corría visiblemente por la frente.
-¡Estas son mis
tierras!- Respondió ferozmente su adversario quien se encontraba en
la misma situación que el.
-Mirad alrededor, no
queda nada- El Señor no sabia si hacerlo, lenta y ligeramente miro a
los lados y noto que aquellas palabras cargan un sentido no solo real
sino aterrador, el termino nada era completo ya que una buena
cantidad de soldados se encontraba en el suelo, posiblemente ya todos
muertos, y parte de la ciudad y el bosque habían sido arrasado por
las llamas de las municiones en llamas provenientes de las catapultas
y flechas. -¿Vamos a continuar esto o acabarlo?-
El Capitán tiro su
espada de lado y dio unos pasos al frente lo cual hizo sospechar a
aquel Señor de sus acciones, fue un momento después cuando capto la
idea de lo que quería realizar y tiro su espada de lado para ponerse
a la par en distancia con el.
Continuaron avanzando
paso a paso hasta que estuvieron frente a frente, el ambiente era un
poco tenso al principio pero después de que los dos acordaron con un
movimiento ligero de cabeza se dieron un apretón de mano y ambos
hicieron un movimiento con la mano izquierda que impacto al
contrario. Los dos se encontraron en el suelo sangrando gracias a una
herida hecha en el costado derecho respectivo.
-Aunque no queda nada nos
seguimos traicionando... que tristeza- Menciono el Capitán mientras
trataba de presionar la herida pero su estado actual se lo impedía,
demasiada perdida de sangre, demasiado cansado, cansado de pelear y
de lo insulso, su muerte se veía cerca y en ese momento comprendía
que no valía la pena lo que había sucedido, no había futuro y no
quedaban huellas del pasado.
No comments:
Post a Comment