Sunday, January 13, 2013

La Traicion (Tijuana I)


Fue hace unos años que la encontré en aquel poblado de Oaxaca, era un viaje, lo recuerdo todavía muy bien, ella se veía radiante, una luz entre toda la felicidad que brillaba por aquellos lares, me presente, sonrió, era mágica, tenia una manera hipnotizante de sonreír, moverse, respirar, vivir, todo era perfecto con ella, me presento a sus amigos y nos divertimos, aquella fue una semana mágica pero mi retiro era inminente y me decidí a ofrecerle un viaje de regreso conmigo a Tijuana, dudo pero no lo pensó mucho, nos fuimos de inmediato en un vuelo, pague un buen extra pero no me importo, todo por traerme aquella hermosura de vuelta de la jungla.

En el viaje entro en pánico, nunca había viajado por aire y fue la experiencia de su vida, era como ver a un pequeño gatito aterrorizado, el alcohol me ayudo a calmarla por el resto del vuelo y su felicidad nos hizo mas ligero el vuelo a todos... extraño esos días.

¿Por que?

Hoy me encuentro en esta cantina, tomando una cerveza, me acomodo los lentes para observar bien otra vez y me encuentro con mis manos llenas de callos, nunca he sido fanático del trabajo manual pero en ciertas ocasiones se requiere aprender nuevas actividades, como cavar una fosa en un desierto o descuartizar a alguien después de meterle cinco tiros.

La muy puta pensó que se podría escapar de mi tan fácilmente, creo que nunca entendió la extensión de la red de mis conocidos, pensó que viviendo en una ciudad tan grande como esta jamas daría con ella ni mucho menos con sus intenciones.

Si, la pendeja me engaño, me tenia bastante engatusado, me pidió todo y se lo di todo, pero nada mas con eso no se quedo conforme, termino pidiéndome cosas que no le podía dar, como un carro ultimo modelo, un pinche Aston Martin si bien recuerdo, unas pulseras y cadenas de oro que parecían de perro, trajes de diseñador por los cuales pagan un puto dineral pero que parecen sacados de la basura, en fin, me pidió cosas que no podía conseguir y que no iba a conseguir, si, cogía muy bien, de hecho demasiado bien, lo cual hasta ahora me esta entrando por la cabeza del por que cambio de parecer tan rápido para venirse a vivir acá, lo mas probable es que ya tenia pedos en algún poblado de Oaxaca y allá a las cabronas las terminan colgando de los postes o las queman en leña verde, en Oaxaca no se andan con mamadas y yo tampoco, al menos esas dos cosas compartimos claramente.

Un día se fue, me dejo, ni una nota, ni nada, simplemente se fue, se llevo mi dinero y tarjetas de crédito, cosa que todavía no entendía como iba a usar si ni siquiera sabia para que servían, me imagino que alguien le estaba lavando el coco para que se las llevara y las clonaran o algo por el estilo, cosa que no les serviría de nada por que a los cinco minutos de enterarme ya las había cancelado, me sorprende que no se llevara el carro o alguna otra cosa de mas valor que tres mil pesos en billetes y unos pedazos de plástico... pendejo se nace creo yo.

Al principio no me lo quise tomar personal, el pendejo era yo, como bien dice el dicho, quien es el indio, el indio o el que lo hace su compadre, pues si, me chingue yo solo pero no me hubiera molestado si la muy cabrona se reservara el derecho de ser pendeja con los que se fue y me marcara peda a las cuatro de la mañana para mentarme la madre y decirme que quería mas dinero, nuevamente, para pendejo se nace.

La llamada era de un celular, le hable a mi compa el Nachito para que me lo localizara al día siguiente y me dio santo y seña a quien pertenecía, con dirección y todo, y termino siendo en una colonia jodida de Tijuana, y de jodida tenia mucho por que niveles hay pero esa si estaba por demás jodida, posiblemente equiparable con los pueblos abandonados del sur de México, pero no tan culero como el pueblo donde vivía esta pendeja.

Antes de ir le pedí a otro compa que me soltara algunas herramientas de trabajo, entre ellas una calibre .40, palas, cuerdas, bolsas, todo eso, un carro suficientemente grande para llevar todo pero jodido, para que no llamara la atención por que los placas aquí no te la hacen mucho de pedo si andas jodido y menos cuando vas a esas colonias donde ni Dios quiere pisar, con perdón de los que van a la Iglesia para buscar la salvación del don aquel de la barba larga.

Por allá me encontré con un camarada que tenia tiempo sin ver, coincidimos en que la pendeja esta se lo había chingado a el también y con gusto me ayudo a llegar al lugar donde se estaba quedando con un tal Campos o Cempos, un pedo así, y en efecto y como pensaba yo, colonia jodida, barrio jodido, casa jodida. Todavía sigo preguntándome si realmente era así de pendeja o si el cabrón este, que por cierto estaba feo como Dios solo puede hacerlos, tenia una lengua de diablo cabrona.

Entrar fue fácil, la puerta estaba quebrada, posiblemente de tantas veces que le habían robado o posiblemente este cabrón era un alcohólico y tenia la tendencia de perder las llaves constantemente y tirar su puerta, no se, hay gente así de rara en este planeta. Un cuarto, sala, comedor, cocina, todo, en un espacio de dos por dos metros, y mas adelante un cuarto desde donde se escuchaban pujidos al por mayor, entrando de golpe con pala en mano lo primero que hice fue soltar un golpe salvaje al aire y opa, que le pego al pendejo ese y le arreglo la cara y a la otra pendeja le suelto otro hasta que deje de gritar, no muy fuerte por que es mujer y a la mujeres no se les pega ni con el pétalo de una rosa... excepto con una pala, una pala si cuenta, que no me vengan con mamadas.

Ahí mismo me encargue de serruchar el cuerpo del feo aquel y meterlo en una bolsa pero por necesidades de tiempo, vecinos metiches y la fuerza que se me acababa decidí solo darle a el, meterlo en una bolsa negra de plástico y a ella amarrarla y meter todo en la cajuela, ya después podía arreglar aquello cuando la tirara en la carretera a Rosarito.

En el camino me tome unas cervezas, por el calor y por que se me antojaron, cual es el pedo, traía mucha adrenalina como para que alguien me la hiciera de pedo y me quisiera salir salsa con sus mamadas, nadie me iba a parar y si lo hacia cohete, así de fácil.

Ya por un buen tramo recorrido recorte para un tramo X, ni siquiera recuerdo ahora donde fue pero con el simple hecho de llegar a una sierra por ahí me fui y pare una vez alejado lo suficiente de la carretera. El hoyo era lo suficientemente grande como para meter a los dos, incluso sin haberlos cortado pero no importaba, me había dado satisfacción hacerlo. Primero entro la cabrona, amordazada y consciente, tratando de gritar pero sin poder lograr nada por la bola que le metí en la boca, después le deje caer encima la bolsa con lo que quedaba del pendejo y comencé a tirar tierra, mas, mas, todavía podía escuchar como lloraba pero ya para dos pies de tierra me valía madre, si, tuve remordimiento pero ya era muy tarde, eso pasa por joder gente cuando no sabes cual es su limite y peor aun cuando te extienden la mano y te dan tanto.

Por eso existe gente como yo, por ojetes como ellos.

Ya al final me regrese y di para este bar para acabar bien el día con otras chelas mas.

¿Que?

No cabrón, esto no va a acabar como aquella pinche historia de Edgar Allan Poe, me vale madre y no voy a hablar ni me interesa, cuestionable puede ser mi ética pero después de todo esto creo que la lección quedo bien aprendida y para la siguiente me fijo mejor que chingados hago... aunque no hubiera estado mal cogérmela una vez mas antes de tirarle tierra encima. Ah bueno, ya ni modo ya la chingue... aunque podría ir por el cuerpo y-- no, eso ya esta muy jodido, no mames, mejor voy por una al coahuilon y de ahí--

De pronto el pensamiento del hombre se descarrillo cuando entraron tres hombres armados gritando que nadie se moviera y que el primero que lo hiciera “se iba a la chingada en caliente”.

Ya me cargo la chingada...

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