Un día
todo esta bien, la oficina se llena lentamente de objetos conocidos y
nuevos, de personas que continuamente entran y salen de pasillos,
puertas y cuartos, de fragancias como perfumes, lociones, café,
impregnando principalmente pasillos y comedores, cuartos pequeños de
descanso, incluso cubículos, los sonidos son variados, tacones,
zapatos, maquinas que prenden y apagan, el aire acondicionado, el
murmuro y el grito de los vecinos de cubículos y oficinas,
teléfonos, celulares, impresoras, copiadoras, es un mundo bastante
rápido pero en orden que se encuentra invadiendo constantemente los
sentidos del que habita en dicho lugar. Cuando algo altera en este
curioso orden de las cosas es evidente que todos han de notarlo de
inmediato aunque los mas distraídos puede que tarden mas que sus
vecinos todos, sin excepción, lo notaran por su cuenta o por la
mención de algún vecino. Lo mas común es la temperatura, cuando
esta incrementa todos hacen una queja al respecto y no se hace
esperar el que vea por que el clima de piso se encuentra de dicha
manera, se arregla de manera simple al cambiar la temperatura con un
control aunque en esta ocasión no parecía tener el efecto deseado,
el calor continuaba incrementando, lentamente pero lo hacia, y fue
eventualmente cuando se dio la gran sorpresa de que el edificio se
encontraba en llamas, originalmente en algún lugar del sótano de
dicho edificio y como era de esperarse este se esparció a todos los
pisos por donde pudo, las paredes sufriendo los estragos mas
violentos que alguna vez habían visto en su largo tiempo de vida y
las alfombras retardantes de fuego siendo poco efectivas cuando un
mar hirviente les atraviesa, en especial cuando estas mismas se
encuentran sucias por la pobre higiene aplicada.
Todos
saldrían bien y en considerable orden del edificio, eventualmente,
entre gritos de pánico, movimientos corporales involuntarios y
alguno que otro desmayado mas sin olvidar aquel que es de estomago
débil y que vomita donde puede una vez fuera del peligro, y a veces
ni eso, pero el problema mayor fue al momento de hacer el conteo, una
vez presentes ya los bomberos, de la población del edificio para
darse cuenta que faltaban algunos miembros del personal dentro del
cual se podía incluir al dueño de la Empresa, quien sabían se
encontraba desde tempranas horas dentro del edificio. Lo que no se
sabia con exactitud era lo que hacia pero para no quedar con duda
podemos entender que una joven bastante atractiva buscaba un aumento
de salario y un puesto nuevo por lo cual se ofreció a ayudarle con
cualquier cosa que necesitase, lo demás puede quedar a la
imaginación del lector para que intuya lo que guste.
Atrapados
adentro del infierno ambos se habían encerrado a piedra y lodo en la
oficina, hasta donde les daba a entender la lógica el hacer esto les
prevendría morir asados pero no de la posible intoxicación, por lo
que con hartas ansias esperaban que alguien pasara por las puertas
aunque no se notaba demasiada esperanza en aquellos rostros llenos de
sudor. Alrededor de ellos continuamente se escuchaba equipo y partes
del edificio cayéndose, madera que tronaba, metal que brincaba por
todos lados, el edificio cobraba formas inimaginables tal cual obra
de arte abstracta y por aquella ventana semi opaca de la oficina se
podía ver que las llamaradas crecían mas y mas, lentamente
acercándose a su objetivo, buscando devorar carne humana sin piedad,
cada segundo transcurrido era una gota de sudor mas que recorría la
frente y el cuerpo, cada segundo significaba una lágrima mas que
caería al piso y se evaporaría casi instantáneamente.
Fue
cuando las llamaradas habían llegado a su punto mas alto que
escucharon algo diferente en el orden de las cosas, la madera
continuaba tronando pero parecía tener un orden que no era provocado
por el fuego y cada vez se acercaba mas a ellos, con rapidez, cuando
estaba al lado de ellos se escuchaban golpes brutales contra la
madera y después silencio, un silencio comparado con todo lo que
había alrededor y de manera violenta fue cortado de tajo este
silencio para dar forma a un pedazo de metal que destruía la ventana
y después comenzaba a tronar parte de la puerta. Lo que venia tras
de aquella destrucción sin sentido no parecía netamente humano.
-¿Qu...
quien es usted?- Pregunto el Dueño, no hubo respuesta, solo golpes y
mas golpes que continuaban sobre la puerta hasta partirla en dos, un
rostro con ojos que brillaban, trompa larga, ropa holgada, lo que se
veía enfrente comenzaba a tomar forma pero seguía sin tener mucho
sentido para ambos, no parecía ser un bombero ni un comediar,
parecía una criatura casi infernal. -¡Aléjese, váyase!-
Los
gritos desesperados seguían cayendo a oídos sordos mientras que el
dueño se alejaba y escondía tras su escritorio la joven continuaba
en su posición, congelada, estática, con los ojos petrificados
sobre aquella figura que ahora tomaba forma, era un hombre, no muy
alto ni fuerte pero si de un físico decente, su cabeza estaba
cubierta por una mascara de gas con una manguera que daba vuelta
hacia la espalda, una camisa de manga larga remangada hasta los codos
y una corbata que hacia juego con la camisa y pantalón de vestir,
unas botas negras militares que estaban fuera de orden parecían
haber visto una brutal batalla al cruzar por aquellos campos en
llamas y los brazos eran carentes de cualquier clase de vello, otro
posible acto de las llamas que les rodeaban.
Una
voz imperceptible vino de detrás de aquella mascara, cualquier cosa
que hubiese dicho era totalmente sin sentido para ambos los cuales
terminaron por caer al piso vencidos por la nube oscura que comenzaba
a inundar la oficina. Lo siguiente que supieron era que se
encontraban ambos afuera, el dueño parecía haber despertado primero
pero no se veía en muy buen estado, los paramedicos ya lo llevaban
hacia una ambulancia con una clase de respirador que se accionaba de
forma manual y los bomberos platicaban con un hombre que se parecía
mucho a aquel que había salvado a la joven quien a su vez había
notado que ella se encontraba fuera de peligro pero aun así tenia
que pasar por el examen de rigor propiciado por los paramedicos.
-Estarás
bien, afortunadamente tu buen estado de salud y la prontitud con la
que te sacaron del lugar ayudo a que no hubiera efectos secundarios.
Te recomiendo no manejar ni hacer ninguna clase de ejercicio pesado y
acudir a tu médico durante la semana para un examen mucho mas
detallado- La joven agradeció al médico y se acerco a aquel hombre
que discutía con los bomberos quienes parecían fascinados y a la
vez alarmados.
-Entonces
la mascara que usas es parte de su equipo- Pregunto uno de los
bomberos
-Cuando
trabajas en un cuarto que esta siendo monitoreado por un sistema que
literalmente corta todo el suministro de gas sabes que ocupas uno de
estos o de lo contrario morirás-
-Eso
suena brutal para un Ingeniero en Sistemas-
-Parte
del oficio-
-Solo
recuerda que la próxima vez que tengas que abrir las puertas no uses
tanta violencia o no podremos justificar el por que del asunto. Mejor
para la próxima usa los extintores y abre camino por lugares
seguros-
-No
iba a tocar ninguna perilla ni mucho menos iba a tomarme la
delicadeza de tocar o abrirme camino de manera civilizada, gente
podía estar muriendo adentro y la sorpresa de esto es que estos dos
estaban en una de las ultimas oficinas de las cuales yo sabia que no
debían estar en uso. Fue simple suerte el encontrarlos-
-Suerte
y tal vez algo mas, de igual manera es un buen trabajo aunque deja
mejor esto a los profesionales-
-Lo
único que me falta es el traje de kevlar aunque prefiero evitarme la
molestia de cargar con algo tan pesado si lo que ocupo es moverme a
prisa-
-Tal
vez tengas algo de razón en eso pero insisto en que no debes de
inmiscuirte de esa manera ni mucho menos arriesgar tu vida en algo
que no te incumbe, los héroes no sirven de nada muertos-
-Eso
es debatible-
-Disculpe-
La joven hablo por fin, los hombres voltearon a verle y esta se
sintió algo intimidada. -¿Usted es el encargado de sistemas?-
-Si,
lo era hasta que se quemo el edificio. Creo que voy a necesitar un
nuevo trabajo-
-Quisiera
agradecerle por lo que hizo, fue muy noble de su parte-
-No se
preocupe solo que para la siguiente vez que pase algo como esto deje
de tirarse a su jefe y corra, háganos un favor a todos-
-Que
grosero y mal educado es usted-
-Tengo
las grabaciones de las cámaras de seguridad, no me obligue a sacar
el respaldo y ponérselo a todos para que vean-
No se
volvió a hablar una sola palabra mas del asunto.