Las
líneas matan, son más poderosas que todas las drogas y adicciones del mundo
puestas en un solo cuerpo. Corroen, contaminan, crean, corrompen, deshacen,
deshilan, desdichan, erizan, eliminan, fuck.
Cuando
te crees absuelto y lleno de suerte siempre regresa a cachetearte en su estilístico
carro de proxeneta irregular con partida doble, triple y cuádruple, servicios
amplios y al gusto, insensibles a todo lo ajeno a él y a su estirpe, te odia,
te ama, son muchas voces las que cantan en aquel recital que se llama mesa
familiar.
Las
líneas de sangre son más dañinas de lo que aparentan y solo aquellos que gustan
de comer en un plato lleno de cenizas junto con un tazón rebozando de sangre familiar
sabrán lo que es portar una maldición tan grande que no te deja salir ileso de
esta aventura que llamamos vida.
Tal
vez, y es una posibilidad, la única manera como puedas arreglar esto es romper
la cadena gigante, parar en seco lo que lleva siglos corriendo, y dar muerte a
la dinastía del mal.
Tal
vez…
Solo…
tal vez… si me convirtiera en un marciano y olvidara todo esto…
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