Se
abren nuevamente las puertas del infierno. Son aproximadamente 12 años ya desde
que se cerraron a nosotros dejándonos con un agrio sabor de boca al acabar con
los tres hermanos infernales y dándonos a entender que la victoria fue en vano,
que las tres maldades principales habían ganado y serian liberadas al mundo
plenamente con una conexión ininterrumpida hacia el mundo humano.
Todavía
recuerdo cuando tuve la oportunidad de jugar la seria de Diablo por primera vez, fue allá por 1998 aproximadamente, cuando
un primo muy apreciado me trajo un demo
de un nuevo juego y me dijo “observa bien el video para que sepas a que le
tiras”. Confieso que estaba aterrado al escuchar esas palabras, tenía 11 años,
el juego estaba marcado M for Mature
lo cual significaba que era para gente grande pero ya había tenido el gusto de
tocar dichos juegos por medio de Doom,
Hexxen, Heretic, Wolfenstein 3D, Quake
y el inmortal Mortal Kombat que fue
la razón por la cual se le tuvieron que dar clasificaciones a los juegos por
que eso de estar sacando sangre por todos lados y acabar brutalmente con tu
enemigo era algo que no se podía permitir a los niños de mi edad… y me
preguntan por qué estoy tan mal de la cabeza.
Divago.
Comenzó
el demo, estaba encantado, mi primo descubrió
una trampa muy buena, que un canadiense le había proporcionado, y esta era que
si un jugador con la versión completa del juego te abría un portal más allá del
nivel 4, que era el límite del demo, podías pasar sin problema y continuar el
juego hasta matar al mismo señor de los infiernos, Diablo.
La
técnica sirvió pero decidí comprar el juego, valía la pena, y fue con gran
dificultad que logre matar a aquel infernal ser para darme cuenta que todo había
sido en vano, al menos eso pensé, cuando pasa un video donde el guerrero se
encaja la gema en la frente.
Pasaron
dos años sin que tuviera cuenta de nada.
Llego
mi primo un día diciéndome “tengo algo que te va a gustar pero no puedo decirte
que es, déjame tu computadora y tu mira la tele”. Me entretuve con los Simpsons
un rato, no se escuchaba ruido y no podía ver nada, note por la ranura de un
mueble que divide la computadora y la televisión algo, unas letras que
lentamente distinguí, decía “Instalador de Diablo
II”, estaba estupefacto, mi primo había conseguido el juego una semana antes de que saliera y lo estábamos
jugando ya. Fue una mala semana para mí en la escuela por la depravación de
sueño pero oh que buenos recuerdos aquellos.
La
expansión llegaría a mi unos ocho años después, a un módico precio, y por fin,
oficialmente y sin usar una versión pirata de la expansión Diablo II: Lord of Destrucción, pude terminar el juego junto con un
grupo de amigos, lo cual agrego un factor de diversión mucho mayor que el
jugarlo solo. Las mecánicas del juego habían cambiado, uno se adapta cuando
tiene tantos años jugando y principalmente, gracias a algún genio en Blizzard, el maldito click-click ya no era necesario, solo
tenias que dejar presionado el botón y ya… GRACIAS.
Estamos
en Mayo, cierre de semestre para nosotros los Universitarios, las tareas a la
orden del día y los exámenes finales ni se diga. Hoy, 15 de Mayo del 2012, es
el día del Maestro aquí en México. Hoy, a nivel mundial, es el día oficial de
estreno de Diablo III y no puedo
unirme a esas filas de guerreros dispuestos a combatir a la maldad una vez más,
muchas cosas me lo impiden, pero es este Guerrero de Tristram, este Bárbaro del
Monte Arreat, que les pide terminen la batalla de una buena vez y solo les pido
una cosa, muy simple y sencilla… díganme que cuando toda esta pesadilla
termine, cuando por fin estén cara a cara con los tres hermanos, Diablo, Mephisto y Baal, díganme que todo esto
acabo, realmente acabo, y que ganamos por fin.
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