Los días pasan rápido y sigo
conociendo cosas nuevas, sigo observando como la ciudad cambia y se mueve al
ritmo del mundo, como culturas chocan y “negrito” baila en el mercado de la
Villa, vendiendo café y juntando dinero para traer a su mama desde Haití; en el
centro las caras cambian, ya no es tener dos cervezas por un dólar, mares de
gente pasando por toda la calle Revolución, bares abiertos las veinticuatro
horas todos los días, bares en decadencia que incluso después de cobrar nueva
vida con la calle sexta, la Plaza muere y revive en un lapso de diez años,
nuevos turistas “inteligentes” nos visitan, no compran nada, toman fotos, no
hablan ningún idioma de este continente pero aun así los vemos por las calles, la
gentrificación cada vez mas obvia, la vieja Tijuana sigue y sigue muriendo,
cada vez mas lejana a todos los que la conocieron, la ciudad global y moderna
crece pero ahora lo hace mas hacia arriba que a los lados, lo obvio se ha
vuelto más obvio después de tantos años de crecimiento sin control, si buscas
con suficiente cuidado en las calles y en la gente podrás encontrar todos sus
secretos, en el mundo están los pedazos de lo que fue alguna vez y que unidos son
como la arena de playa, y cuando mas les duele recordar es cuando menos cosas
quedan porque:
1. def valor_cosas(cosa):
2. valor =3D 0
3. print("%s vale %s [nada]" % (cosa, valor))
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