-¿Donde
escribimos con sangre?
-No
sea payaso mijo, no es un contrato con el diablo.
-Pues
así como la deja caer usted la neta hasta parece que quiere que le
deje mi casa, mi pickup, mi perro y mi vieja. Si se quiere
quedar con mi vieja no hay pedo por cierto.
-No
gracias, paso sin ver.
-¿Bueno,
entonces como nos encontramos?
-Ahí
esta el contrato, ya le dije
-Si
jefe pero con cada palabra me mete un clavo en el corazón, no me
chingue si de por si uno ya le ve la jeta a la muerte ahora parece
que también quiere que le bese el chorizo.
-No
sea dramático y panchero mijo, ya le dije que si quiere levantar
este changarro necesita entrarle duro a los putazos. ¿Quiere seguir
de gato toda la vida? Imagínese vivir a toda madre en una casa en la
Condesa, codeándose con la realeza, nombre, con un carrazo del año
y unas viejas que dice uno, nombre que envidia este pendejo. Otra
huella mi buen.
-Si
pereme, déjeme le pongo el pie en el freno por que usted me lo pinta
bien guapo pero creo que lo que va a pasar es que me va a dejar en
calzones.
-Ese
pensamiento mediocre es lo que hace de este país lo que es,
arriesgese, tome la batuta y orale a darle recio pa'delante.
-Deme
quebrada de hablar con mi vieja por que la nube esta chida pero no
quiero cagarla y dejar a mis hijos miando mis restos y maldiciéndome
de aquí a la santa eternidad.
-El
contrato es de ya, eh. Si no lo hace ahorita yo encuentro otro wey
chiludo y lo subo al barco.
-Ay
cabrón... bueno, ¿donde firmo?
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