Sunday, June 10, 2018

Resumen del capítulo Arqueología e Historia de las Ideas: La Arqueología del saber. Michel Foucault


Arqueología e Historia de las Ideas. –
Foucault plantea las diferencias entre lo que se denomina la Historia de las Ideas, este sistema que no parece estar bien definido o suena como algo demasiado engorroso y complicado para poder ser trabajado apropiadamente, sumido en miles de posibilidades que están atadas directamente a las mentalidades que estudian, y la Arqueología, que define un aparato que no fuese formalizador ni interpretativo.

La Historia de las Ideas. –
Se puede describir la Historia de las Ideas como la Historia de las mentalidades, como la disciplina de las interferencias, la que estudia los comienzos y los fines, describiendo las continuidades oscuras y de los retornos, de la reconstitución de los desarrollos en la forma lineal de la historia, atravesar las disciplinas existentes para tratarlas e interpretarlas, es más un estilo de análisis y un sistema de perspectiva en donde se habla del fondo empírico y no reflexivo, describe el paso del no-ser al ser, habla de nacimientos sordos, de génesis, continuidad y totalización, de aquello que está mal fundamentado y no tiene sistema formal, la filosofía espontanea de aquellos que no filosofaban[1].

Un ejemplo que explica dentro de esta sección da a entender cómo es que la Historia de las Ideas funciona en práctica:

Existen tres pasos que toma este conocimiento que viaja del saber científico, al filosófico y eventualmente a las obras literarias[2], aunque consideremos que también puede viajar del conocimiento filosófico al científico y ahí a la literatura, no debemos tampoco entender que ese modelo está escrito en piedra ni que la literatura no pueda fungir como iniciador o intermediario, este es simplemente el ejemplo que Foucault presenta.

Un ejemplo mas palpable es el de la Ciencia Ficción como Literatura, en su momento tuvo un auge considerable y hoy esta ramificado y vive al margen, el estudio de esta rama nos demuestra que su nombre deriva, de manera algo obvia, de ciencias mas duras que en algunos casos pasaron por otras ramas, como la Historia (Asimov y su antología de Fundación), Política, (Heinlein y Tropas del Espacio) o Filosofía (Heinlein y Forastero en tierra extraña), la escalera presentada funciona de arriba hacia abajo y viceversa al realizar un análisis sobre estos temas que en su momento fueron una novedad y hoy viven generalmente al margen a excepción cuando algo quiebra el paradigma o el modelo sobre el cual fue construido para, eventualmente, caer hacia el borde.

Desde este meta, alejado en la temporalidad y espacio en el que fue construido, se estudia esta trinidad, la trabaja el Historiador, Antropólogo, Sociólogo o quien sea que tome el interés en esta rama, estudian algo caduco, su propósito es encontrar todo aquello que esta oculto, tratar de obtener nuevos significados que se nos han escapado.

Pero no todo es tan glorioso en este mundo de lo marginal, y si somos honestos el trabajar o vivir con lo marginal no siempre ha sido bien visto en la historia de la humanidad, el hecho de buscar trabajar con este tipo de material presenta varias dificultades, mas allá de que buscamos hablar de un discurso que puede o no existir y que se está forzando sobre el objeto de estudio, por lo anterior debemos poner en la mesa la complejidad de aterrizar una idea apropiadamente, la delimitación y discriminación de fuentes puede ser complicado debido a la posibilidad de abundancia de ellas, tal vez Foucault peca de esto en Vigilar y Castigar, y parafraseando al mismo Foucault la Historia de las ideas estudian un objeto incierto, con fronteras mal dibujadas y métodos tomados de acá y allá, sin rectitud ni fijeza[3].

La Arqueología. –
¿Qué es la Arqueología que menciona Foucault? A través de La arqueología del saber ha explicado una serie de nociones, que incluye la formación discursiva, positivad y archivo, y un dominio, que son los enunciados, el campo enunciativo y las practicas discursivas, si bien menciona que es algo pretensioso agregar un sistema más para el estudio del discurso cuando ya existen varios antes que este. El propósito de liberarse o distanciarse de la Historia de las Ideas, sobre la cual el mismo ha caído, es una de las razones de la existencia de lo que él denomina Arqueología.

La razón mas importante expuesta por Foucault, o la única tal vez, resuena profundamente en mi ser Historiador, no puedo condenarlo ni juzgarlo, aunque sé que varios debieron hacerlo en su momento, la porción que menciona puede reducirse apropiadamente en el siguiente renglón:

La extrema fidelidad del Historiador hacia lo que añora, la gran sombra de otro tiempo.[4]

Si esto no hace temblar a un Historiador es por una de dos razones, es muy ciego y mantiene una fe muy cerrada sobre lo que estudia o no comprende lo que está haciendo, aunque lo pretenda, por ende, este tipo de Historiador tiembla cuando le preguntan: “¿Para qué sirve la Historia?”

A falta de espacio los cuatro puntos que define Foucault para diferenciar la Arqueología de la Historia de las Ideas se definen de la siguiente forma, estos se encuentran de la página 233 a la 235 de la obra anteriormente citada:

1.     Estudia los discursos propiamente, en tanto que prácticas que obedecen a unas reglas. Se dirige al discurso en su volumen propio, a título de monumento. No es una disciplina interpretativa: no busca “otro discurso” más escondido. Se niega a ser “alegórica”.

2.     Definir los discursos en su especificidad, mostrar en que el juego de las reglas que ponen en obra es irreductible a cualquier otro; seguirlos a lo largo de sus aristas exteriores y para subrayarlos mejor, lo anterior me hace recordar la microhistoria italiana en donde el objeto de estudio es descrito por medio de lo que le rodea, un ejemplo sería el cuadro de La Mona Lisa.

3.     No trata de captar el momento en que esta se ha desprendido del horizonte anónimo, ni psicología, ni sociología, ni más generalmente antropología de la creación. Define unos tipos y reglas de prácticas discursivas que atraviesan unas obras individuales, que a veces las gobiernan por entero y las dominan sin que se les escape nada.

.     No se proponer tratar de restituir lo que ha podido ser, no trata de repetir lo que ha sido dicho incorporándosele en su misma identidad. No es la vuelta al secreto mismo del origen, es la descripción sistemática de un discurso-objeto.


[1] Michel Foucault, “La Arqueologia del Saber” (Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina, 2002) p. 230 - 232
[2] Ibid p. 231
[3] Ibid p. 229
[4] Ibid p. 232

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